¿Diferencia
entre moral y ética?
Ética y moral, hoy: dos niveles
diferentes
Tan antiguo como la misma
humanidad es el interés por regular, mediante normas o códigos, las
acciones concretas de los humanos; en todas las comunidades, en todos
los pueblos, sociedades o culturas encuentran prescripciones y prohibiciones
que definen su moral.
En cada
comunidad, incluso en la tripulación de un barco pirata, hay
acciones obligadas y acciones prohibidas, acciones loables y acciones
reprobables. Un pirata tiene que mostrar valor en el combate
y justicia en el reparto del botín; si no lo hace así, no
es un ‘buen’ pirata. Cuando un hombre pertenece a una comunidad
más grande, el alcance de sus obligaciones y prohibiciones se amplía; siempre
hay un código al cual se ha de ajustar bajo pena de deshonra
pública.
Bertrand Russell Sociedad humana: ética y política.
Ahora
bien, junto al nacimiento de la filosofía apareció otro tipo de interés, el
de reflexionar sobre las normas o códigos ya existentes,
comparándolos o buscando su fundamento. Estos dos diferenciados niveles de
interés o de actividad humana constituyen lo que conocemos hoy,
respectivamente, por moral y ética. Veamos.
La moral es
un conjunto de juicios relativos al bien y al mal, destinados a
dirigir la conducta de los humanos. Estos juicios se concretan en normas
de comportamiento que, adquiridas por cada individuo, regulan sus
actos, su práctica diaria. Ahora bien, ni las normas o códigos morales se
proclaman como el código de circulación, ni cada persona asume o incorpora
automáticamente el conjunto de prescripciones y prohibiciones de su sociedad,
ni cada sociedad o cultura formulan los mismos juicios sobre el bien y el mal.
Es por todo eso que la moral a menudo es un conjunto de preguntas y
respuestas sobre qué debemos hacer si queremos vivir una vida humana,
es decir, una vida no con imposiciones
sino con libertad y responsabilidad.
Moral: normas que regulan nuestros actos
La ética,
por otro lado, es una reflexión sobre la moral. La ética, como
filosofía de la moral, se encuentra en un nivel diferente: se
pregunta por qué consideramos válidos unos y no otros
comportamientos; compara las pautas morales que tienen
diferentes personas o sociedades buscando su fundamento y legitimación;
investiga lo qué es específico del comportamiento moral;
enuncia principios generales o universales inspiradores de
toda conducta; crea teorías que establezcan y justifique
aquello por el que merece la pena vivir.
Ética: la reflexión del por qué estas normas
La moral da
pautas para la vida cotidiana, la ética es un estudio o
reflexión sobre qué origina y justifica estas pautas. Pero las dos, si bien son
distinguibles, son complementarias. Del mismo modo que teoría y práctica interaccionan,
los principios éticos regulan el comportamiento moral pero este comportamiento
incide alterando los mismos principios. A menudo los conflictos de
normas morales que aparecen cuando tenemos que tomar decisiones son el
motor que nos impulsa a una reflexión de nivel ético. Es por ello
que Aranguren, reconociendo la vinculación entre teoría y práctica, llama a la
ética moral pensada y a la moral, moral vivida.
TRABAJO
Teniendo en cuenta que la moral es la
que enjuicia los comportamientos humanos,
que a partir de esta se elaboran unos códigos de comportamiento y por
su parte la ética da las razones del por
qué dichos códigos, haz el siguiente:
Elabora
un Pequeño Manual de comportamiento del Estudiante del Colegio San José Manyanet y
justifica el por qué de las normas que elegiste
El manual debe tener un título, una
justificación (dicha justificación
encabeza el manual, sin embargo se redacta de último), unas normas o
códigos de comportamiento, una conclusión.
Las normas deben estar clasificadas por
temas atendidos, o por capítulos.
Retroalimentación
con base a preguntas
1. Concepto
de moral a nivel general
2. Concepto
de moral cristiana
3. La
ética desde la etimología
4. La moral desde la etimología
5. ¿Cómo
se adquiere o moldea el ethos?
6. ¿Se
nace o se construye el ethos de cada persona?
7. Diferencia
y semejanza de los términos ética y moral a nivel etimológico.
8. Axiología
desde la etimología
9. Concepto
etimológico de la palabra persona, ¿de donde proviene y que significa?
10. Relación
de la persona y la moral. ¿Quién es el centro de la moral? Explique
11. ¿En
la ética Kantiana, la persona es el fin
o el medio de la moral? Fundamente su respuesta.
12. ¿Quién el
referente principal para los sistemas éticos religiosos y para aquellos que
pretenden construir una moral meramente civil basada en la autonomía de la
razón humana?
13. ¿Qué dice Kant sobre la persona y la moral?
14. Explique
la naturaleza de la dignidad humana.
15. ¿Por qué la moral debe plantearse sobre la
persona?
16. ¿A
qué se refiere el concepto de persona?
17. A nivel
antropológico, psicológico y sociológico
a ¿qué han asociado el concepto de persona?
18. Según
la cosmovisión cristiana ¿quién es el centro del universo?
19. ¿En
donde radica la dignidad de la persona?
20. Explique
la estructura personal del ser humano
21. ¿Afirmar
la dignidad originaria de la persona qué significa?
22. ¿Quién
es el origen y centro de los valores humanos? Explique
23. ¿Cuál es el valor primero y fundamental para la ética?
_____________________ . ___________________
09 de febrero: Socialización de lo aprendido sobre el tema mediante la rutina de pensamiento.
Para la próxima clase prepararse para evaluación sobre el mismo tema.
MORAL CRISTIANA
La Moral es la ciencia teológica, o parte de la Teología,
que estudia la bondad o malicia de los actos y actitudes humanos a la luz de la
fe. Se diferencia de la Ética, que es una rama de la Filosofía, la cual estudia
el mismo objeto desde la perspectiva de la razón.
Estudiar los actos humanos es no sólo
analizar las acciones externas, sino explorar también las intenciones y las
actitudes que los originan. Es descubrir la libertad con la que actúa la
voluntad de la que proceden. Es explorar las circunstancias que los rodean. Es
examinar la conciencia que los consiente o promociona. Es comparar su contenido
con las normas o leyes divinas y humanas a las que se ajustan o de las que se
separan.
¿Qué es la moral cristiana?
Al hablar de
moral Cristiana nos referimos a la forma de comportase de los seguidores de
Cristo. Ser Cristiano es compartir el proyecto de vida de Cristo, es vivir su
mismo estilo de vida, vivir los mismos valores que Jesús enseñó en el Evangelio
Para acercarnos al estudio y comprensión de la moral
cristiana debemos tener claro varios conceptos: el concepto de moral, ética,
valor, la persona y su dignidad como fin
y fuente de todo.
Ética y moral, desde la etimología
La palabra ética proviene del griego êthos y
significaba, primitivamente, estancia, lugar donde se
habita. Posteriormente, Aristóteles afinó este sentido y, a partir de él,
significó manera de ser, carácter. Así, la
ética era como una especie de segunda casa o naturaleza; una
segunda naturaleza adquirida, no heredada como lo es la naturaleza
biológica. De esta concepción se desprende que una persona puede moldear,
forjar o construir su modo de ser o êthos.
¿Cómo se adquiere o moldea este êthos,
esta manera de ser? El
hombre la construye mediante la creación de hábitos, unos hábitos
que se alcanzan por repetición de actos. El êthos o carácter
de una persona estaría configurado por un conjunto de hábitos; y, como
si fuera un círculo o una rueda, éste êthos o carácter,
integrado por hábitos, nos lleva en realizar unos determinados actos,
unos actos que provienen de nuestra manera de ser adquirida.
Construimos nuestra manera de ser
o êthos
La palabra moral traduce la expresión latina moralis,
que derivaba de mos (en plural mores) y
significaba costumbre. Con la palabra moralis, los
romanos recogían el sentido griego de êthos: las costumbres también
se alcanzan a partir de una repetición d’actos. A pesar de este
profundo parentesco, la palabra moralis tendió a aplicarse a
las normas concretas que han de regir las acciones.
Así, pues, desde la etimología,
hay poca diferencia entre ética y moral: una y otra hacen referencia a una
realidad parecida. Pero hoy, pese a que a menudo se usan de manera
indistinta como si fuesen sinónimos, se reconoce que tienen significados
divergentes.
Axiología (del griego axios, ‘lo que es
valioso o estimable’, y logos, ‘ciencia’), teoría del valor o de lo que
se considera valioso. Axiología: Parte de la filosofía que estudia la
naturaleza de los valores (lo bello, lo bueno, etc) y su influencia. (Bruguera,
pág. 227).
La
persona y su dignidad como centro de la moral cristiana
Etimológicamente la palabra Persona deriva del
latín personare y quiere decir “sonar a través de”,
mientras que en griego proposon significa mascara; la cual en aquella
época cubría el rostro de los cómicos al actuar en el teatro e incluía una bocina para aumentar
el volumen de voz. Así, al utilizar
esa mascara la palabra persona adquiría el significado del personaje
representado.
El sentido etimológico coincide
con el filosófico; persona es algo distinto del sujeto, algo que lo muestra y lo manifiesta con
resonancias especiales.
A nivel antropológico,
psicológico y sociológico han asociado el concepto de persona al rol o papel que puede representar
el ser humano en la sociedad.
El concepto de persona se refiere al ser humano en tanto
cualitativamente diferente al resto de los seres, una persona es un ser
racional e inteligente, consciente de sí mismo y de sus actos, con identidad
propia y en constante conquista de su autonomía.
Dignidad humana: La moral cristiana debe plantearse sobre
la persona, puesto que la moral en ausencia de la persona no tiene sentido, es
así como toda persona y su dignidad tiene un valor supremo en la moral.
La
Dignidad de la Persona: El
ser persona es una realidad que supone para la ética el valor primero y
fundamental.
La dignidad humana es el referente principal para los sistemas éticos
religiosos y para aquellos que pretenden construir una moral meramente civil
basada en la autonomía de la razón humana. Todos coinciden en que la persona es
el valor supremo que hay que defender y proteger.
Naturaleza
de la dignidad humana: La
persona es algo original (único e irrepetible) y cualitativamente superior en
el orden de los seres creados. La moral sólo puede plantearse a partir de la
estructura personal del ser humano. La persona se manifiesta como una realidad
que conjuga la dimensión privada y la dimensión pública. Ambos factores forman
parte de su valor ético. Si se reduce la persona a la dimensión privada se cae
en el individualismo. Si es reduce a lo público, se cae en un colectivismo
igualmente reprobable.
Expresiones
de la Dignidad Humana: En
la ética kantiana, la moral reside en la actitud coherente con la realidad de
la persona. Esa actitud se expresa con las categorías fin / medio: la persona
es y debe ser tratada como fin y nunca sólo como medio.
La persona es una
realidad absoluta y no relativa: su dimensión moral brota de su mismo ser y no
por referencia a otros seres. Esto no implica que se niegue su capacidad de
apertura a los otros y a Dios, peo incluso actúa como un absoluto que reclama
un respeto y una dignidad incondicional.
Estructura
personal del ser humano: Únicamente
la persona puede ser origen y centro de los valores morales y quien puede
justificarlos. Esta afirmación pertenece a la cosmovisión bíblica y la
tradición teológica. Santo Tomas coloca a la persona como el centro del
universo y como el lugar en que se realizan los valores morales. De esta manera
el ser personal es la categoría ética por excelencia para formular la moral,
para preservarla y fomentarla.
La
humanización como meta de la dignidad humana: Afirmar la dignidad originaria de la
persona significa, fundamentalmente, dos cosas:
Afirmar el valor del
individuo, del yo: cada persona es única, insustituible, necesaria, tiene valor
por sí misma, es libre, vive para Dios que la conoce por su propio nombre.
Afirmación del valor
de la alteridad, del otro: la persona, no está cerrada sobre sí misma, sólo
merece respeto en cuanto es intersubjetividad. La alteridad corrige y
complementa la posible desviación individualista y abstracta del personalismo.
En resumen, la
dignidad humana como categoría moral orienta a la reflexión y a la vivencia
ética hacia la meta de la humanización. Aceptar el valor absoluto de la persona
constituye el campo propicio para un diálogo respetuoso y fructífero entre
moral cristiana y la ética cívica.
Sintetizar el contenido de estos dos documentos en la siguiente rutina de pensamiento:
¿Qué se?
¿Qué quiero saber?
¿Qué he aprendido?
AÑO ESCOLAR 2016
_______________________________________________________________________________
RECUPERACIÓN CUARTO PERÍODO
RECUPERACIÓN CUARTO PERÍODO
Después de leer los documentos
· El bien y el mal en los dos relatos de la creación
· La ley moral del cristiano
· La ley moral de Jesús
· La historia de Irena Sendler
Desarrolle el siguiente trabajo
1. Sustente con ideas y confronte con citas bíblicas en que radica la grandeza y dignidad del ser humano.
2. En qué mandato de Dios surge la ley moral. De igual modo argumente haciendo uso de citas bíblicas.
3. Defina la moral del cristiano, respalde con textos bíblicos
4. En qué consiste la moral de Jesús, en qué se fundamenta, argumente basándose en la Palabra de Dios
5. Irena Sendler vivió claramente la moral de Jesús. ¿Qué textos bíblicos ves reflejados en su obra?
Escribe al menos cinco y explica ¿por qué dices que ella los vivió?
Prepararse para sustentar su trabajo
EL BIEN Y EL MAL EN LOS DOS RELATOS DE
LA CREACIÓN
El hombre la obra más grande y perfecta de Dios
Razones:
Gn. 1, 31 “Vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien. Y atardeció y amaneció: día sexto”
Fue
creado por Dios, moldeado por sus manos y por tanto es Hijo de Dios
Gn. 2, 7 Entonces Yahvé Dios formó al hombre con
polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre
un ser viviente.
Gn. 1, 26 Y dijo Dios: «Hagamos al
ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra,
Gn. 1, 27. Creó, pues, Dios al ser
humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó.
Lo
hizo semejante a él: sopló en sus
narices aliento de vida, le transmitió su aliento, su Espíritu.
¿Qué
hace que seamos semejantes a Dios?: Nos dio cinco grandes cualidades que son
exclusivas del ser humano
A. Inteligencia:
capacidad de pensar, razonar, memorizar, comprendes, explorar, transformar,
descifrar lo que aparentemente es difícil de comprender, penetrar en el por qué
de las cosas, coocrear con Dios…
B. Libertad:
Capacidad de elegir, decidir, escoger, optar
C. Voluntad:
es esa virtud que me permite esforzarme, sobreponerme a las dificultades,
querer hacer algo, dirigirme hacia la consecución de un objetivo, es sinónimo
de fuerza.
D. La capacidad de amar:
de expresar sentimientos, afectos, ilusiones, capacidad de hacer el bien, de
entregarme, gastarme, donarme a favor de los demás.
E. Capacidad de comunicarse
- relacionarse: No lo hizo solo, le dio una compañía adecuada, La mujer. Solo
el hombre es capaz de comunicar ideas, conceptos, conocimientos, sentimientos,
intenciones, decisiones, con la fuerza de un lenguaje verbal, escrito, gestual
Gn. 2,18 Dijo luego Yahvé Dios: «No es bueno que el
hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada.»
Gn. 2,23 Entonces éste exclamó: «Esta vez sí que es hueso de
mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada mujer, porque del varón ha
sido tomada.»
Lo
colocó en un escenario con toda clase de comodidades: Animales, plantas, ríos,
mares, firmamento, astros, luz, día
noche y a la vez le colocó como autoridad sobre todo lo creado.
Narración
de la creación: Gn. 1, 1-25
Le dio dos mandatos:
1.
Primer mandato: Hacer buen
uso de los bienes creados, ser fecundos y multiplicarse
Gn. 1, 26. Y dijo Dios:
«… manden en los peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y
en todas las alimañas terrestres, y en todas las sierpes que serpean por la
tierra.
Gn. 1,28. Dios los
bendijo y les dijo: «Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y
sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todo
animal que serpea sobre la tierra.»
Gn. 2,15 “El Señor Dios
tomó al hombre y lo colocó en el jardín del Edén, para que lo guardara y lo
cultivara”
2.
Segundo mandato:
Comer de todos los árboles del jardín menos del árbol de la ciencia del bien y
del mal.
Gn. 2, 16 “Y Dios impuso
al hombre este mandamiento: «De cualquier árbol del jardín puedes comer,..”
Gn. 2, 17 “…mas del
árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comieres
de él, morirás sin remedio.»
De todo lo anterior deducimos que Dios
le dio al hombre
·
Una dignidad que nadie se la puede quitar.
Esa dignidad radica en ese ser hijo de Dios, creado por El y hecho a su
imagen y semejanza (semejante no igual)
Se
trata de la dignidad ontológica,
de aquella con la que nacemos. Dicha dignidad es un regalo de Dios y está
impresa en nuestro ser como un sello indeleble.
·
Una dignidad que debe conquistar y no sobrepasar los mandatos de Dios.
¿Cómo?
cumpliendo fielmente esos dos mandatos que Dios le Dio cuando le entregó todos
los bienes de la tierra, y le prohibió comer del fruto del árbol de la ciencia
del bien y del mal
Esa
dignidad que depende de cómo administre los bienes de la tierra, y me relacione
con todo lo creado se llama dignidad
moral.
Por
tanto, aquella, además de ser una dignidad, es una tarea, una conquista.
Dicha
dignidad, según como la asuma, puede crecer o se puede perder.
Gn. 2, 9 “Yahvé Dios hizo brotar del suelo toda
clase de árboles deleitosos a la vista y buenos para comer, y en medio del
jardín, el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal”
La
realidad del hombre se despliega entre estos dos árboles; en la tensión entre
comer el fruto de la plenitud y de la vida o probar el fruto que lleva a la
muerte. (El bien o el mal)
El árbol del conocimiento es un límite. Si el hombre quiere vivir en el jardín
de Dios, ha de aceptar su condición de hombre. El hombre no es Dios: no es el
Creador, sino una criatura;
LA MORAL DEL CRISTIANO
Decimos que los principios morales
rigen el comportamiento de las personas.
La moral es un conjunto de valores
espirituales, únicos y capaces de hacernos saber si las normas de conducta
humana son buenas y aceptables y si no lo son.
Ciertamente, ser hombre con
conciencia de deberes morales, es un signo de ser cristiano que nos distingue
frente a los hombres sin fe,
Pero la mejor forma de saber que es
moral y como vivir como cristianos es conocer a Jesucristo, él es El Hombre Perfecto,
por tanto si imitamos a Jesús, estamos imitando su moralidad, cumpliendo los
deberes para con Dios; “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda
tu alma y con toda tu mente” y el amor al prójimo como a ti
mismo”. (Mateo 22,36)
Dice San Pablo: “Les digo, pues,
esto y les ruego en el Señor, que no vivan ya como viven los gentiles (paganos),
según la vaciedad de su mente, sumergido su pensamiento en las tinieblas y
excluidos de la vida de Dios por la ignorancia que hay en ellos, por la dureza
de su cabeza los cuales, habiendo perdido el sentido moral, se entregaron al
libertinaje, hasta practicar con desenfreno toda suerte de impurezas. Pero no
es éste el Cristo que vosotros habéis aprendido, si es que habéis oído hablar
de él y en él habéis sido enseñados conforme a la verdad de Jesús”. (Efesios 4,
17-21)
La moral no es un conjunto de normas que se cumplen como
mandatos, como si fueran puntos de unas ciertas reglas que debe cumplirse
porque los ha establecido la razón de los hombres.
La moral es la esencia, lo
característico, y lo más importante de todo lo que no enseño Jesucristo como
modo de vida en preparación para la vida inmortal; “para que todo el que crea
tenga por él vida eterna”. (Juan 3,15)
Por tanto los valores morales del cristiano se fundan en las
enseñanzas de Jesús, en vivir como El vivió, hacer lo que El hizo, amara lo que
El amó.
Yo soy el Camino, la Verdad y la
Vida. Nadie va al Padre sino por mí” (Juan 14,6). Estas palabra de
Jesucristo ratifican lo expuesto, en definitiva, la vida en Cristo, debe ser el
modo de vida y la fuente de la moral de
todo cristiano.
Al reconocer que somos hijos de
Dios, creados por a su imagen y semejanza, hechura de sus manos es aceptamos que todo lo que recibimos viene de
Él, por tanto las leyes morales, están inscritas en el corazón del hombre, son
propias y únicas del ser humano como fruto de ese ser creaturas de Dios.
Cuál es la ley suprema de la moral
del cristiano.
La ley suprema de la moral del
cristiano no es ser bueno sino la ley del amor. Para Jesús no es bueno
el que cumple todas las normas a cabalidad sino el que ama y porque ama se
comporta como una persona buena.
La ley moral del cristiano tiene dos
direcciones que deben vivirse a la vez: Amara a Dios sobre todas las
cosas, (dirección vertical) y al prójimo
como a ti mismo (dirección horizontal)
Maestro,
¿cuál es el gran mandamiento en la ley?
Mt. 22, 37-40
37 Jesús
le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con
toda tu mente.
38 Este
es el primero y grande mandamiento.
39 Y el
segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
40 De
estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.
Jesús nos enseñó que las leyes de
Dios, no solo se deben proclamar, además se deben cumplir, y que son hipócritas
los que las proclaman, pero no hacen de ella su modo de vida, por eso nos ha
pedido; “Hagan, pues, y observen todo lo que les digan; pero no imiten su
conducta, porque dicen y no hacen”. (Mateo 23,3)
Es así, como el hombre de valores morales, es capaz de
cumplir las leyes de Dios, de oír y de seguir su voz; “Mis ovejas escuchan mi
voz; yo las conozco y ellas me siguen”. (Juan 10, 27) por tanto es capaz de
entender sin confusión todo aquello que hizo Jesucristo, y su dolor al redimir
al hombre y liberarnos de la maldad.
La moral cristiana no es opción ni
privilegio de unos pocos, tampoco se reduce a la práctica de normas externas,
por el contrario es un regalo de Dios para todos, porque su Hijo vino, vivió,
murió y resucitó por todos y nos invitó a todos a seguirlo y hacer lo mismo que
El hizo.
El mismo Señor, se les apareció a
sus discípulo y les dijo: “Id, pues, y haced discípulos a
todas las gentes….enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado”. (Mateo 28, 19-20).
Las características propias que
distinguen al hombre bueno (moral), libre de maldad es una intensa vida
interior, acorde a la vida de Jesucristo,
la coherencia entre lo que dice y hace, El mismo Señor nos lo dice: “El
hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno, y el malo, del malo
saca lo malo” (Lucas 6,45)
Nuestro modo de vida en Cristo, es
de cuerpo y alma, no se puede separar, por tanto nos corresponde hacer de
nuestro cuerpo un valor moral, un valor que no se puede transar, ni
menospreciar, y que debe ser digno hogar de Dios, porque el lugar favorito de
Dios, es el corazón de los hombres. “Si alguno me ama, guardará mi
Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. (Juan
14, 23)
¿Diferencia
entre moral y ética?
Ética y moral, hoy: dos niveles
diferentes
Tan antiguo como la misma
humanidad es el interés por regular, mediante normas o códigos, las
acciones concretas de los humanos; en todas las comunidades, en todos
los pueblos, sociedades o culturas encuentran prescripciones y prohibiciones
que definen su moral.
En cada
comunidad, incluso en la tripulación de un barco pirata, hay
acciones obligadas y acciones prohibidas, acciones loables y acciones
reprobables. Un pirata tiene que mostrar valor en el combate
y justicia en el reparto del botín; si no lo hace así, no
es un ‘buen’ pirata. Cuando un hombre pertenece a una comunidad
más grande, el alcance de sus obligaciones y prohibiciones se amplía; siempre
hay un código al cual se ha de ajustar bajo pena de deshonra
pública.
Bertrand Russell Sociedad humana: ética y política. |
Ahora
bien, junto al nacimiento de la filosofía apareció otro tipo de interés, el
de reflexionar sobre las normas o códigos ya existentes,
comparándolos o buscando su fundamento. Estos dos diferenciados niveles de
interés o de actividad humana constituyen lo que conocemos hoy,
respectivamente, por moral y ética. Veamos.
La moral es
un conjunto de juicios relativos al bien y al mal, destinados a
dirigir la conducta de los humanos. Estos juicios se concretan en normas
de comportamiento que, adquiridas por cada individuo, regulan sus
actos, su práctica diaria. Ahora bien, ni las normas o códigos morales se
proclaman como el código de circulación, ni cada persona asume o incorpora
automáticamente el conjunto de prescripciones y prohibiciones de su sociedad,
ni cada sociedad o cultura formulan los mismos juicios sobre el bien y el mal.
Es por todo eso que la moral a menudo es un conjunto de preguntas y
respuestas sobre qué debemos hacer si queremos vivir una vida humana,
es decir, una vida no con imposiciones
sino con libertad y responsabilidad.
Moral: normas que regulan nuestros actos
La ética,
por otro lado, es una reflexión sobre la moral. La ética, como
filosofía de la moral, se encuentra en un nivel diferente: se
pregunta por qué consideramos válidos unos y no otros
comportamientos; compara las pautas morales que tienen
diferentes personas o sociedades buscando su fundamento y legitimación;
investiga lo qué es específico del comportamiento moral;
enuncia principios generales o universales inspiradores de
toda conducta; crea teorías que establezcan y justifique
aquello por el que merece la pena vivir.
Ética: la reflexión del por qué estas normas
La moral da
pautas para la vida cotidiana, la ética es un estudio o
reflexión sobre qué origina y justifica estas pautas. Pero las dos, si bien son
distinguibles, son complementarias. Del mismo modo que teoría y práctica interaccionan,
los principios éticos regulan el comportamiento moral pero este comportamiento
incide alterando los mismos principios. A menudo los conflictos de
normas morales que aparecen cuando tenemos que tomar decisiones son el
motor que nos impulsa a una reflexión de nivel ético. Es por ello
que Aranguren, reconociendo la vinculación entre teoría y práctica, llama a la
ética moral pensada y a la moral, moral vivida.
TRABAJO
Teniendo en cuenta que la moral es la
que enjuicia los comportamientos humanos,
que a partir de esta se elaboran unos códigos de comportamiento y por
su parte la ética da las razones del por
qué dichos códigos, haz el siguiente:
Elabora
un Pequeño Manual de comportamiento del Estudiante del Colegio San José Manyanet y
justifica el por qué de las normas que elegiste
El manual debe tener un título, una
justificación (dicha justificación
encabeza el manual, sin embargo se redacta de último), unas normas o
códigos de comportamiento, una conclusión.
Las normas deben estar clasificadas por
temas atendidos, o por capítulos.
1. Concepto
de moral a nivel general
2. Concepto
de moral cristiana
3. La
ética desde la etimología
4. La moral desde la etimología
5. ¿Cómo
se adquiere o moldea el ethos?
6. ¿Se
nace o se construye el ethos de cada persona?
7. Diferencia
y semejanza de los términos ética y moral a nivel etimológico.
8. Axiología
desde la etimología
9. Concepto
etimológico de la palabra persona, ¿de donde proviene y que significa?
10. Relación
de la persona y la moral. ¿Quién es el centro de la moral? Explique
11. ¿En
la ética Kantiana, la persona es el fin
o el medio de la moral? Fundamente su respuesta.
12. ¿Quién el
referente principal para los sistemas éticos religiosos y para aquellos que
pretenden construir una moral meramente civil basada en la autonomía de la
razón humana?
13. ¿Qué dice Kant sobre la persona y la moral?
14. Explique
la naturaleza de la dignidad humana.
15. ¿Por qué la moral debe plantearse sobre la
persona?
16. ¿A
qué se refiere el concepto de persona?
17. A nivel
antropológico, psicológico y sociológico
a ¿qué han asociado el concepto de persona?
18. Según
la cosmovisión cristiana ¿quién es el centro del universo?
19. ¿En
donde radica la dignidad de la persona?
20. Explique
la estructura personal del ser humano
21. ¿Afirmar
la dignidad originaria de la persona qué significa?
22. ¿Quién
es el origen y centro de los valores humanos? Explique
23. ¿Cuál es el valor primero y fundamental para la ética?
_____________________ . ___________________
09 de febrero: Socialización de lo aprendido sobre el tema mediante la rutina de pensamiento.
Para la próxima clase prepararse para evaluación sobre el mismo tema.
La Moral es la ciencia teológica, o parte de la Teología,
que estudia la bondad o malicia de los actos y actitudes humanos a la luz de la
fe. Se diferencia de la Ética, que es una rama de la Filosofía, la cual estudia
el mismo objeto desde la perspectiva de la razón.
Estudiar los actos humanos es no sólo analizar las acciones externas, sino explorar también las intenciones y las actitudes que los originan. Es descubrir la libertad con la que actúa la voluntad de la que proceden. Es explorar las circunstancias que los rodean. Es examinar la conciencia que los consiente o promociona. Es comparar su contenido con las normas o leyes divinas y humanas a las que se ajustan o de las que se separan.
¿Qué es la moral cristiana?
Al hablar de
moral Cristiana nos referimos a la forma de comportase de los seguidores de
Cristo. Ser Cristiano es compartir el proyecto de vida de Cristo, es vivir su
mismo estilo de vida, vivir los mismos valores que Jesús enseñó en el Evangelio
Para acercarnos al estudio y comprensión de la moral
cristiana debemos tener claro varios conceptos: el concepto de moral, ética,
valor, la persona y su dignidad como fin
y fuente de todo.
Ética y moral, desde la etimología
La palabra ética proviene del griego êthos y
significaba, primitivamente, estancia, lugar donde se
habita. Posteriormente, Aristóteles afinó este sentido y, a partir de él,
significó manera de ser, carácter. Así, la
ética era como una especie de segunda casa o naturaleza; una
segunda naturaleza adquirida, no heredada como lo es la naturaleza
biológica. De esta concepción se desprende que una persona puede moldear,
forjar o construir su modo de ser o êthos.
¿Cómo se adquiere o moldea este êthos,
esta manera de ser? El
hombre la construye mediante la creación de hábitos, unos hábitos
que se alcanzan por repetición de actos. El êthos o carácter
de una persona estaría configurado por un conjunto de hábitos; y, como
si fuera un círculo o una rueda, éste êthos o carácter,
integrado por hábitos, nos lleva en realizar unos determinados actos,
unos actos que provienen de nuestra manera de ser adquirida.
Construimos nuestra manera de ser o êthos
La palabra moral traduce la expresión latina moralis,
que derivaba de mos (en plural mores) y
significaba costumbre. Con la palabra moralis, los
romanos recogían el sentido griego de êthos: las costumbres también
se alcanzan a partir de una repetición d’actos. A pesar de este
profundo parentesco, la palabra moralis tendió a aplicarse a
las normas concretas que han de regir las acciones.
Así, pues, desde la etimología,
hay poca diferencia entre ética y moral: una y otra hacen referencia a una
realidad parecida. Pero hoy, pese a que a menudo se usan de manera
indistinta como si fuesen sinónimos, se reconoce que tienen significados
divergentes.
Axiología (del griego axios, ‘lo que es
valioso o estimable’, y logos, ‘ciencia’), teoría del valor o de lo que
se considera valioso. Axiología: Parte de la filosofía que estudia la
naturaleza de los valores (lo bello, lo bueno, etc) y su influencia. (Bruguera,
pág. 227).
La
persona y su dignidad como centro de la moral cristiana
Etimológicamente la palabra Persona deriva del
latín personare y quiere decir “sonar a través de”,
mientras que en griego proposon significa mascara; la cual en aquella
época cubría el rostro de los cómicos al actuar en el teatro e incluía una bocina para aumentar
el volumen de voz. Así, al utilizar
esa mascara la palabra persona adquiría el significado del personaje
representado.
El sentido etimológico coincide con el filosófico; persona es algo distinto del sujeto, algo que lo muestra y lo manifiesta con resonancias especiales.
A nivel antropológico, psicológico y sociológico han asociado el concepto de persona al rol o papel que puede representar el ser humano en la sociedad.
El concepto de persona se refiere al ser humano en tanto
cualitativamente diferente al resto de los seres, una persona es un ser
racional e inteligente, consciente de sí mismo y de sus actos, con identidad
propia y en constante conquista de su autonomía.
Dignidad humana: La moral cristiana debe plantearse sobre
la persona, puesto que la moral en ausencia de la persona no tiene sentido, es
así como toda persona y su dignidad tiene un valor supremo en la moral.
La
Dignidad de la Persona: El
ser persona es una realidad que supone para la ética el valor primero y
fundamental.
La dignidad humana es el referente principal para los sistemas éticos religiosos y para aquellos que pretenden construir una moral meramente civil basada en la autonomía de la razón humana. Todos coinciden en que la persona es el valor supremo que hay que defender y proteger.
La dignidad humana es el referente principal para los sistemas éticos religiosos y para aquellos que pretenden construir una moral meramente civil basada en la autonomía de la razón humana. Todos coinciden en que la persona es el valor supremo que hay que defender y proteger.
Naturaleza
de la dignidad humana: La
persona es algo original (único e irrepetible) y cualitativamente superior en
el orden de los seres creados. La moral sólo puede plantearse a partir de la
estructura personal del ser humano. La persona se manifiesta como una realidad
que conjuga la dimensión privada y la dimensión pública. Ambos factores forman
parte de su valor ético. Si se reduce la persona a la dimensión privada se cae
en el individualismo. Si es reduce a lo público, se cae en un colectivismo
igualmente reprobable.
Expresiones
de la Dignidad Humana: En
la ética kantiana, la moral reside en la actitud coherente con la realidad de
la persona. Esa actitud se expresa con las categorías fin / medio: la persona
es y debe ser tratada como fin y nunca sólo como medio.
La persona es una
realidad absoluta y no relativa: su dimensión moral brota de su mismo ser y no
por referencia a otros seres. Esto no implica que se niegue su capacidad de
apertura a los otros y a Dios, peo incluso actúa como un absoluto que reclama
un respeto y una dignidad incondicional.
Estructura personal del ser humano: Únicamente la persona puede ser origen y centro de los valores morales y quien puede justificarlos. Esta afirmación pertenece a la cosmovisión bíblica y la tradición teológica. Santo Tomas coloca a la persona como el centro del universo y como el lugar en que se realizan los valores morales. De esta manera el ser personal es la categoría ética por excelencia para formular la moral, para preservarla y fomentarla.
La
humanización como meta de la dignidad humana: Afirmar la dignidad originaria de la
persona significa, fundamentalmente, dos cosas:
Afirmar el valor del individuo, del yo: cada persona es única, insustituible, necesaria, tiene valor por sí misma, es libre, vive para Dios que la conoce por su propio nombre.
Afirmación del valor
de la alteridad, del otro: la persona, no está cerrada sobre sí misma, sólo
merece respeto en cuanto es intersubjetividad. La alteridad corrige y
complementa la posible desviación individualista y abstracta del personalismo.
En resumen, la
dignidad humana como categoría moral orienta a la reflexión y a la vivencia
ética hacia la meta de la humanización. Aceptar el valor absoluto de la persona
constituye el campo propicio para un diálogo respetuoso y fructífero entre
moral cristiana y la ética cívica.
Sintetizar el contenido de estos dos documentos en la siguiente rutina de pensamiento:
¿Qué se?
¿Qué quiero saber?
¿Qué he aprendido?
Sintetizar el contenido de estos dos documentos en la siguiente rutina de pensamiento:
¿Qué se?
¿Qué quiero saber?
¿Qué he aprendido?
_______________________________________________________________________________
RECUPERACIÓN CUARTO PERÍODO
RECUPERACIÓN CUARTO PERÍODO
Después de leer los documentos
· El bien y el mal en los dos relatos de la creación
· La ley moral del cristiano
· La ley moral de Jesús
· La historia de Irena Sendler
Desarrolle el siguiente trabajo
1. Sustente con ideas y confronte con citas bíblicas en que radica la grandeza y dignidad del ser humano.
2. En qué mandato de Dios surge la ley moral. De igual modo argumente haciendo uso de citas bíblicas.
3. Defina la moral del cristiano, respalde con textos bíblicos
4. En qué consiste la moral de Jesús, en qué se fundamenta, argumente basándose en la Palabra de Dios
5. Irena Sendler vivió claramente la moral de Jesús. ¿Qué textos bíblicos ves reflejados en su obra?
Escribe al menos cinco y explica ¿por qué dices que ella los vivió?
Prepararse para sustentar su trabajo
Prepararse para sustentar su trabajo
EL BIEN Y EL MAL EN LOS DOS RELATOS DE
LA CREACIÓN
El hombre la obra más grande y perfecta de Dios
Razones:
Gn. 1, 31 “Vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien. Y atardeció y amaneció: día sexto”
Fue
creado por Dios, moldeado por sus manos y por tanto es Hijo de Dios
Gn. 2, 7 Entonces Yahvé Dios formó al hombre con
polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre
un ser viviente.
Gn. 1, 26 Y dijo Dios: «Hagamos al
ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra,
Gn. 1, 27. Creó, pues, Dios al ser
humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó.
Lo
hizo semejante a él: sopló en sus
narices aliento de vida, le transmitió su aliento, su Espíritu.
¿Qué
hace que seamos semejantes a Dios?: Nos dio cinco grandes cualidades que son
exclusivas del ser humano
A. Inteligencia:
capacidad de pensar, razonar, memorizar, comprendes, explorar, transformar,
descifrar lo que aparentemente es difícil de comprender, penetrar en el por qué
de las cosas, coocrear con Dios…
B. Libertad:
Capacidad de elegir, decidir, escoger, optar
C. Voluntad:
es esa virtud que me permite esforzarme, sobreponerme a las dificultades,
querer hacer algo, dirigirme hacia la consecución de un objetivo, es sinónimo
de fuerza.
D. La capacidad de amar:
de expresar sentimientos, afectos, ilusiones, capacidad de hacer el bien, de
entregarme, gastarme, donarme a favor de los demás.
E. Capacidad de comunicarse
- relacionarse: No lo hizo solo, le dio una compañía adecuada, La mujer. Solo
el hombre es capaz de comunicar ideas, conceptos, conocimientos, sentimientos,
intenciones, decisiones, con la fuerza de un lenguaje verbal, escrito, gestual
Gn. 2,18 Dijo luego Yahvé Dios: «No es bueno que el
hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada.»
Gn. 2,23 Entonces éste exclamó: «Esta vez sí que es hueso de
mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada mujer, porque del varón ha
sido tomada.»
Lo
colocó en un escenario con toda clase de comodidades: Animales, plantas, ríos,
mares, firmamento, astros, luz, día
noche y a la vez le colocó como autoridad sobre todo lo creado.
Narración
de la creación: Gn. 1, 1-25
Le dio dos mandatos:
1.
Primer mandato: Hacer buen
uso de los bienes creados, ser fecundos y multiplicarse
Gn. 1, 26. Y dijo Dios:
«… manden en los peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y
en todas las alimañas terrestres, y en todas las sierpes que serpean por la
tierra.
Gn. 1,28. Dios los
bendijo y les dijo: «Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y
sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todo
animal que serpea sobre la tierra.»
Gn. 2,15 “El Señor Dios
tomó al hombre y lo colocó en el jardín del Edén, para que lo guardara y lo
cultivara”
2.
Segundo mandato:
Comer de todos los árboles del jardín menos del árbol de la ciencia del bien y
del mal.
Gn. 2, 16 “Y Dios impuso
al hombre este mandamiento: «De cualquier árbol del jardín puedes comer,..”
Gn. 2, 17 “…mas del
árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comieres
de él, morirás sin remedio.»
De todo lo anterior deducimos que Dios
le dio al hombre
·
Una dignidad que nadie se la puede quitar.
Esa dignidad radica en ese ser hijo de Dios, creado por El y hecho a su
imagen y semejanza (semejante no igual)
Se
trata de la dignidad ontológica,
de aquella con la que nacemos. Dicha dignidad es un regalo de Dios y está
impresa en nuestro ser como un sello indeleble.
·
Una dignidad que debe conquistar y no sobrepasar los mandatos de Dios.
¿Cómo?
cumpliendo fielmente esos dos mandatos que Dios le Dio cuando le entregó todos
los bienes de la tierra, y le prohibió comer del fruto del árbol de la ciencia
del bien y del mal
Esa
dignidad que depende de cómo administre los bienes de la tierra, y me relacione
con todo lo creado se llama dignidad
moral.
Por
tanto, aquella, además de ser una dignidad, es una tarea, una conquista.
Dicha
dignidad, según como la asuma, puede crecer o se puede perder.
Gn. 2, 9 “Yahvé Dios hizo brotar del suelo toda
clase de árboles deleitosos a la vista y buenos para comer, y en medio del
jardín, el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal”
La
realidad del hombre se despliega entre estos dos árboles; en la tensión entre
comer el fruto de la plenitud y de la vida o probar el fruto que lleva a la
muerte. (El bien o el mal)
El árbol del conocimiento es un límite. Si el hombre quiere vivir en el jardín de Dios, ha de aceptar su condición de hombre. El hombre no es Dios: no es el Creador, sino una criatura;
El árbol del conocimiento es un límite. Si el hombre quiere vivir en el jardín de Dios, ha de aceptar su condición de hombre. El hombre no es Dios: no es el Creador, sino una criatura;
LA MORAL DEL CRISTIANO
Decimos que los principios morales
rigen el comportamiento de las personas.
La moral es un conjunto de valores
espirituales, únicos y capaces de hacernos saber si las normas de conducta
humana son buenas y aceptables y si no lo son.
Ciertamente, ser hombre con
conciencia de deberes morales, es un signo de ser cristiano que nos distingue
frente a los hombres sin fe,
Pero la mejor forma de saber que es
moral y como vivir como cristianos es conocer a Jesucristo, él es El Hombre Perfecto,
por tanto si imitamos a Jesús, estamos imitando su moralidad, cumpliendo los
deberes para con Dios; “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda
tu alma y con toda tu mente” y el amor al prójimo como a ti
mismo”. (Mateo 22,36)
Dice San Pablo: “Les digo, pues,
esto y les ruego en el Señor, que no vivan ya como viven los gentiles (paganos),
según la vaciedad de su mente, sumergido su pensamiento en las tinieblas y
excluidos de la vida de Dios por la ignorancia que hay en ellos, por la dureza
de su cabeza los cuales, habiendo perdido el sentido moral, se entregaron al
libertinaje, hasta practicar con desenfreno toda suerte de impurezas. Pero no
es éste el Cristo que vosotros habéis aprendido, si es que habéis oído hablar
de él y en él habéis sido enseñados conforme a la verdad de Jesús”. (Efesios 4,
17-21)
La moral no es un conjunto de normas que se cumplen como
mandatos, como si fueran puntos de unas ciertas reglas que debe cumplirse
porque los ha establecido la razón de los hombres.
La moral es la esencia, lo
característico, y lo más importante de todo lo que no enseño Jesucristo como
modo de vida en preparación para la vida inmortal; “para que todo el que crea
tenga por él vida eterna”. (Juan 3,15)
Por tanto los valores morales del cristiano se fundan en las
enseñanzas de Jesús, en vivir como El vivió, hacer lo que El hizo, amara lo que
El amó.
Yo soy el Camino, la Verdad y la
Vida. Nadie va al Padre sino por mí” (Juan 14,6). Estas palabra de
Jesucristo ratifican lo expuesto, en definitiva, la vida en Cristo, debe ser el
modo de vida y la fuente de la moral de
todo cristiano.
Al reconocer que somos hijos de
Dios, creados por a su imagen y semejanza, hechura de sus manos es aceptamos que todo lo que recibimos viene de
Él, por tanto las leyes morales, están inscritas en el corazón del hombre, son
propias y únicas del ser humano como fruto de ese ser creaturas de Dios.
Cuál es la ley suprema de la moral
del cristiano.
La ley suprema de la moral del
cristiano no es ser bueno sino la ley del amor. Para Jesús no es bueno
el que cumple todas las normas a cabalidad sino el que ama y porque ama se
comporta como una persona buena.
La ley moral del cristiano tiene dos
direcciones que deben vivirse a la vez: Amara a Dios sobre todas las
cosas, (dirección vertical) y al prójimo
como a ti mismo (dirección horizontal)
Maestro,
¿cuál es el gran mandamiento en la ley?
Mt. 22, 37-40
37 Jesús
le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con
toda tu mente.
38 Este
es el primero y grande mandamiento.
39 Y el
segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
40 De
estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.
Jesús nos enseñó que las leyes de
Dios, no solo se deben proclamar, además se deben cumplir, y que son hipócritas
los que las proclaman, pero no hacen de ella su modo de vida, por eso nos ha
pedido; “Hagan, pues, y observen todo lo que les digan; pero no imiten su
conducta, porque dicen y no hacen”. (Mateo 23,3)
Es así, como el hombre de valores morales, es capaz de
cumplir las leyes de Dios, de oír y de seguir su voz; “Mis ovejas escuchan mi
voz; yo las conozco y ellas me siguen”. (Juan 10, 27) por tanto es capaz de
entender sin confusión todo aquello que hizo Jesucristo, y su dolor al redimir
al hombre y liberarnos de la maldad.
La moral cristiana no es opción ni
privilegio de unos pocos, tampoco se reduce a la práctica de normas externas,
por el contrario es un regalo de Dios para todos, porque su Hijo vino, vivió,
murió y resucitó por todos y nos invitó a todos a seguirlo y hacer lo mismo que
El hizo.
El mismo Señor, se les apareció a
sus discípulo y les dijo: “Id, pues, y haced discípulos a
todas las gentes….enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado”. (Mateo 28, 19-20).
Las características propias que
distinguen al hombre bueno (moral), libre de maldad es una intensa vida
interior, acorde a la vida de Jesucristo,
la coherencia entre lo que dice y hace, El mismo Señor nos lo dice: “El
hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno, y el malo, del malo
saca lo malo” (Lucas 6,45)
Nuestro modo de vida en Cristo, es
de cuerpo y alma, no se puede separar, por tanto nos corresponde hacer de
nuestro cuerpo un valor moral, un valor que no se puede transar, ni
menospreciar, y que debe ser digno hogar de Dios, porque el lugar favorito de
Dios, es el corazón de los hombres. “Si alguno me ama, guardará mi
Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. (Juan
14, 23)
La Moral de Jesús
La
Moral de Jesús se basa en el Mandamiento principal: Amar a Dios y al Prójimo.
Por
tanto, la ley del amor es el pilar fundamental de la moral de Jesús: “Amaos
los unos a los otros como yo os he amado”
Producto
de este principio, se desprende un principio adicional: La unidad entre moral
religiosa y moral social. Se une así lo ético y lo moral.
El
amor a Dios se expresa en el amor a los hermanos. Todo comportamiento y palabra
cristiana tienen una dimensión ético-social y viceversa, todo comportamiento y
palabra respecto a lo social tiene una dimensión religiosa. Lo social se ve
iluminado por la Palabra divina, es allí donde alcanza su dimensión salvífico/ liberadora.
Problema
que soluciona Jesús: comprender que la moral esencialmente es un deber con el
ser del hombre; es precisamente a través de la moral que el ser humano logra y
tiene posibilidad única y exclusiva de alcanzarse a sí mismo como
ser-en-totalidad (Heidegger). Solo el hombre es un ser moral.
La
moral es deber con relación a Dios sólo porque es deber con relación al ser
humano. Porque Dios quiere la
plenitud/felicidad del hombre es que el hombre ha de seguir la propuesta de
Dios.
El
centro del que-hacer y del pensar moral que viene de Dios es LA PERSONA (por
eso Jesús quebranta la ley del sábado
curando al paralítico, porque por encima de la ley está el ser humano). Ella (La
Persona) es el criterio de discernimiento del actuar y la ley moral porque
ella es lo más importante para Dios: la persona es hija
de Dios.
Principio
básico de la moral cristiana es la protección
de la dignidad humana, ello implica que el cristiano
es esencialmente lo que Dios es con el hombre: presencia de salvación/liberación/plenitud.
Esto justifica la actitud de Jesús ante los que acusan a la mujer pecadora: “El
que no tenga pecado, que tire la primera piedra”
La
moral cristiana es un
estilo de vida,
que lleva al creyente a marcar la diferencia en el mundo en tanto hace presente
la salvación/liberación/plenitud de Dios
para el otro, para la comunidad y para la historia humana.
Por
tanto la moral de Cristo y por ende del cristiano no se basa en un cumplimiento
de normas sino en la necesidad de hacer el bien al hermano, de ayudarlo,
liberarlo, protegerlo, salvarlo
La
Moral de Jesús se basa en el Mandamiento principal: Amar a Dios y al Prójimo.
Por
tanto, la ley del amor es el pilar fundamental de la moral de Jesús: “Amaos
los unos a los otros como yo os he amado”
Producto
de este principio, se desprende un principio adicional: La unidad entre moral
religiosa y moral social. Se une así lo ético y lo moral.
El
amor a Dios se expresa en el amor a los hermanos. Todo comportamiento y palabra
cristiana tienen una dimensión ético-social y viceversa, todo comportamiento y
palabra respecto a lo social tiene una dimensión religiosa. Lo social se ve
iluminado por la Palabra divina, es allí donde alcanza su dimensión salvífico/ liberadora.
Problema
que soluciona Jesús: comprender que la moral esencialmente es un deber con el
ser del hombre; es precisamente a través de la moral que el ser humano logra y
tiene posibilidad única y exclusiva de alcanzarse a sí mismo como
ser-en-totalidad (Heidegger). Solo el hombre es un ser moral.
La
moral es deber con relación a Dios sólo porque es deber con relación al ser
humano. Porque Dios quiere la
plenitud/felicidad del hombre es que el hombre ha de seguir la propuesta de
Dios.
El
centro del que-hacer y del pensar moral que viene de Dios es LA PERSONA (por
eso Jesús quebranta la ley del sábado
curando al paralítico, porque por encima de la ley está el ser humano). Ella (La
Persona) es el criterio de discernimiento del actuar y la ley moral porque
ella es lo más importante para Dios: la persona es hija
de Dios.
Principio
básico de la moral cristiana es la protección
de la dignidad humana, ello implica que el cristiano
es esencialmente lo que Dios es con el hombre: presencia de salvación/liberación/plenitud.
Esto justifica la actitud de Jesús ante los que acusan a la mujer pecadora: “El
que no tenga pecado, que tire la primera piedra”
La
moral cristiana es un
estilo de vida,
que lleva al creyente a marcar la diferencia en el mundo en tanto hace presente
la salvación/liberación/plenitud de Dios
para el otro, para la comunidad y para la historia humana.
Por
tanto la moral de Cristo y por ende del cristiano no se basa en un cumplimiento
de normas sino en la necesidad de hacer el bien al hermano, de ayudarlo,
liberarlo, protegerlo, salvarlo
Irena Sendler,
La mujer que
salvó a 2.500 niños durante el Holocausto judío
Aunque parezca surrealista, la
historia de Irena Sendler cayó en el olvido durante casi medio siglo. Hasta
hace pocos años, nuestra protagonista seguía siendo una heroína totalmente
desconocida fuera de Polonia y apenas conocida en su país por algunos
historiadores. “Además, ella nunca contó a nadie nada de su vida durante
la II Guerra Mundial, era muy discreta, se limitaba a hacer su trabajo y a
ayudar a la gente “,Su historia se hizo popular gracias a un grupo de
estudiantes de Kansas (EEUU), en 1999, que estaban haciendo un trabajo sobre el
Holocausto y se toparon por casualidad con el nombre de Irena y su gran hazaña.
Su padre fue un médico rural que
falleció cuando ella solo contaba con 7 años de edad. Fue el centro de toda su
motivación y del que heredó su gran coraje. De él siempre recordaría dos
reglas que cumpliría durante toda su vida: las personas se dividen en buenas o
malas categorizándolas en función de sus actos y ayudar siempre a quien lo
necesite. Por ello siempre fue una mujer caracterizada siempre por su
discreción, que se limitaba a cumplir con su trabajo y con lo que ella creía
que era bueno para los demás.
Cuando contaba ya con cierta
edad, comenzó a trabajar en los servicios sociales del ayuntamiento de
Varsovia. Por entonces corrían los años 30 y su labor era muy conocida, que
consistía en ayudar a los pobres, huérfanos y ancianos. En esos años también se
uniría al Partido Socialista Polaco. “Ella era de izquierdas, sí, pero de una
izquierda que ya no existe, preocupada por las personas y por su bienestar”,
Cuando Alemania invadió Polonia
en 1939, el trabajo de Irena se hizo muy necesario, pues toda ayuda era poca.
Trabajó en comedores sociales, donde se entregaban ropas y dinero a las
familias judías además de inscribirlos con otros nombres para evitar que fuesen
capturados por los nazis. Todo este panorama cambiaría en 1942, cuando los
soldados del Reich recluyeron a todos los judíos de Varsovia en un área de la
ciudad rodeada por un muro, el Gueto de Varsovia, que sería la tumba de miles
de personas. Es por ello que Irena, al igual que otros muchos polacos,
decidieron hacer algo al respecto. Para poder acceder al gueto de forma legal, Sendler
conseguiría un pase del departamento de Control Epidemiológico de Varsovia.
Gracias a él accedería diariamente para llevar alimentos y medicinas.
Aunque parezca surrealista, la
historia de Irena Sendler cayó en el olvido durante casi medio siglo. Hasta
hace pocos años, nuestra protagonista seguía siendo una heroína totalmente
desconocida fuera de Polonia y apenas conocida en su país por algunos
historiadores. “Además, ella nunca contó a nadie nada de su vida durante
la II Guerra Mundial, era muy discreta, se limitaba a hacer su trabajo y a
ayudar a la gente “,Su historia se hizo popular gracias a un grupo de
estudiantes de Kansas (EEUU), en 1999, que estaban haciendo un trabajo sobre el
Holocausto y se toparon por casualidad con el nombre de Irena y su gran hazaña.
Su padre fue un médico rural que
falleció cuando ella solo contaba con 7 años de edad. Fue el centro de toda su
motivación y del que heredó su gran coraje. De él siempre recordaría dos
reglas que cumpliría durante toda su vida: las personas se dividen en buenas o
malas categorizándolas en función de sus actos y ayudar siempre a quien lo
necesite. Por ello siempre fue una mujer caracterizada siempre por su
discreción, que se limitaba a cumplir con su trabajo y con lo que ella creía
que era bueno para los demás.
Cuando contaba ya con cierta
edad, comenzó a trabajar en los servicios sociales del ayuntamiento de
Varsovia. Por entonces corrían los años 30 y su labor era muy conocida, que
consistía en ayudar a los pobres, huérfanos y ancianos. En esos años también se
uniría al Partido Socialista Polaco. “Ella era de izquierdas, sí, pero de una
izquierda que ya no existe, preocupada por las personas y por su bienestar”,
Cuando Alemania invadió Polonia
en 1939, el trabajo de Irena se hizo muy necesario, pues toda ayuda era poca.
Trabajó en comedores sociales, donde se entregaban ropas y dinero a las
familias judías además de inscribirlos con otros nombres para evitar que fuesen
capturados por los nazis. Todo este panorama cambiaría en 1942, cuando los
soldados del Reich recluyeron a todos los judíos de Varsovia en un área de la
ciudad rodeada por un muro, el Gueto de Varsovia, que sería la tumba de miles
de personas. Es por ello que Irena, al igual que otros muchos polacos,
decidieron hacer algo al respecto. Para poder acceder al gueto de forma legal, Sendler
conseguiría un pase del departamento de Control Epidemiológico de Varsovia.
Gracias a él accedería diariamente para llevar alimentos y medicinas.
Irena consiguió sacar del
gueto a estos 2.500 niños de todas las maneras inimaginables
De
esta forma Irena consiguió sacar del gueto a estos 2.500 niños de todas las
maneras inimaginables: dentro de ataúdes, cajas, restos de basura o como
enfermos contagiosos. Otra manera era a través de una iglesia que
comunicaba el gueto con el exterior. Los niños entraban como judíos al gueto y
salían de nuevo por el otro lado como nuevos católicos. Aun así, ella se
lamentaba de que podría haber hecho mucho más por ellos y haber salvado más
vidas.
Una vez fuera del gueto, era
necesario y vital conseguirles unos documentos de identidad falsos y un nombre
católico a todos esos niños. Posteriormente eran acogidos en monasterios y
conventos, donde permanecerían seguros. Irena apuntaba las verdaderas
identidades de los niños y sus ubicaciones, que guardaría con mucha cautela
bajo un manzano ubicado en la parcela de su vecino.
Ni las torturas de la Gestapo, ni
los meses que estuvo en la prisión de Pawlak, bajo supervisión alemana,
quebraron el silencio de Irena. No dijo ni una palabra cuando la condenaron a
muerte, una sentencia que nunca se cumpliría porque, camino del lugar de
ejecución, el soldado la dejó escapar porque había sido sobornado por la
resistencia, ya que no podían permitir que Irena muriese llevándose a la tumba
la ubicación de todos esos niños perdidos. Así fue como pasó a la
clandestinidad hasta el final de la guerra, participando activamente en la
resistencia. Tras el final de la guerra, se desenterraron los 2.500 botes
escondidos en la parcela de su vecino. Fue así como los 2.500 niños del
gueto pudieron recuperar sus antiguas identidades.
Irena Sendler falleció en
Varsovia, el 12 de mayo de 2008, a consecuencia de una neumonía, a los 98 años
de edad. En 2007, fue propuesta por el gobierno de Polonia para que le
dieran el Premio Nobel de la Paz, que finalmente sería concedido a Al Gore. La
vida de esta grandiosa mujer fue llevada a la pequeña pantalla, en una película
titulada “the courageous heart of Irena Sendler”. Siempre se recordará la
hazaña de esta increíble mujer, que odiaba que la llamasen heroína, pues siempre
decía que ella solo se había limitado a hacer su trabajo.
RECUPERACIÓN DEL III PERÍODO
1. Elaborar un mapa conceptual donde sintetice los
cuatro temas de la formación de la conciencia:
Ø Formación de la conciencia: pasos para formar la conciencia
Ø Jerarquía de valores, clases de valores
Ø La conciencia moral, tipos y su formación
Ø Qué debemos hacer para formar la conciencia, (4° documento)
2. Después de leer detenidamente el documento “Entre
segundos” Desarrolla los siguientes puntos:
Ø Narrar sintéticamente en qué consiste este relato
Ø Escribir la relación de esta historia con el tema: “La formación de
la conciencia” Argumenta la respuesta.
Ø Tipo de conciencia que prevalece en los personajes de la historia,
sustente su respuesta.
Ø Valores y anti valores que aparecen en el relato.
Ø Mensaje del texto elaborado a manera de conclusión. Consecuencias de no formar la conciencia.
Condiciones
1. Presentar el trabajo a computador
2. Responder con calidad a lo solicitado. Tener en cuenta la rúbrica de un trabajo escrito.
3. Presentar el trabajo en la primera semana de reingreso al colegio (entre el 13 de octubre y 16 del mismo mes de 2015
De
esta forma Irena consiguió sacar del gueto a estos 2.500 niños de todas las
maneras inimaginables: dentro de ataúdes, cajas, restos de basura o como
enfermos contagiosos. Otra manera era a través de una iglesia que
comunicaba el gueto con el exterior. Los niños entraban como judíos al gueto y
salían de nuevo por el otro lado como nuevos católicos. Aun así, ella se
lamentaba de que podría haber hecho mucho más por ellos y haber salvado más
vidas.
Una vez fuera del gueto, era
necesario y vital conseguirles unos documentos de identidad falsos y un nombre
católico a todos esos niños. Posteriormente eran acogidos en monasterios y
conventos, donde permanecerían seguros. Irena apuntaba las verdaderas
identidades de los niños y sus ubicaciones, que guardaría con mucha cautela
bajo un manzano ubicado en la parcela de su vecino.
Ni las torturas de la Gestapo, ni
los meses que estuvo en la prisión de Pawlak, bajo supervisión alemana,
quebraron el silencio de Irena. No dijo ni una palabra cuando la condenaron a
muerte, una sentencia que nunca se cumpliría porque, camino del lugar de
ejecución, el soldado la dejó escapar porque había sido sobornado por la
resistencia, ya que no podían permitir que Irena muriese llevándose a la tumba
la ubicación de todos esos niños perdidos. Así fue como pasó a la
clandestinidad hasta el final de la guerra, participando activamente en la
resistencia. Tras el final de la guerra, se desenterraron los 2.500 botes
escondidos en la parcela de su vecino. Fue así como los 2.500 niños del
gueto pudieron recuperar sus antiguas identidades.
Irena Sendler falleció en
Varsovia, el 12 de mayo de 2008, a consecuencia de una neumonía, a los 98 años
de edad. En 2007, fue propuesta por el gobierno de Polonia para que le
dieran el Premio Nobel de la Paz, que finalmente sería concedido a Al Gore. La
vida de esta grandiosa mujer fue llevada a la pequeña pantalla, en una película
titulada “the courageous heart of Irena Sendler”. Siempre se recordará la
hazaña de esta increíble mujer, que odiaba que la llamasen heroína, pues siempre
decía que ella solo se había limitado a hacer su trabajo.
RECUPERACIÓN DEL III PERÍODO
1. Elaborar un mapa conceptual donde sintetice los
cuatro temas de la formación de la conciencia:
Ø Formación de la conciencia: pasos para formar la conciencia
Ø Jerarquía de valores, clases de valores
Ø La conciencia moral, tipos y su formación
Ø Qué debemos hacer para formar la conciencia, (4° documento)
2. Después de leer detenidamente el documento “Entre
segundos” Desarrolla los siguientes puntos:
Ø Narrar sintéticamente en qué consiste este relato
Ø Escribir la relación de esta historia con el tema: “La formación de
la conciencia” Argumenta la respuesta.
Ø Tipo de conciencia que prevalece en los personajes de la historia,
sustente su respuesta.
Ø Valores y anti valores que aparecen en el relato.
Ø Mensaje del texto elaborado a manera de conclusión. Consecuencias de no formar la conciencia.
Condiciones
1. Presentar el trabajo a computador
2. Responder con calidad a lo solicitado. Tener en cuenta la rúbrica de un trabajo escrito.
3. Presentar el trabajo en la primera semana de reingreso al colegio (entre el 13 de octubre y 16 del mismo mes de 2015
Entre los segundos
El niño está encerrado en su cuarto. Allí, acurrucado contra la
pared, un sudor frío le baja por la espalda. El niño siente el peso
insoportable del arma que sostiene con las dos manos, mientras, murmura una
oración sobre un ángel de la guardia y su dulce compañía. El fierro es una
automática calibre 38.
No puede evitar el temblor en los dedos, por lo que se aferra con
más fuerza a la pistola. La agarra como lo haría con una raqueta de frontón, o
un helado, o un mando de videojuego. Por una milésima de segundo piensa en
arrojarla y dejar que lo maten, pero entonces recuerda que abajo, en el primer
piso de la casa, están los cuerpos acribillados de sus padres y de su hermano
mayor. De toda su familia.
Y es que cuando empezaron los disparos —hace siglos, hace unos
segundos tal vez— bajó las escaleras, asustado por el barullo de guerra. A la
mitad se detuvo, justo a tiempo para ver como el cuerpo de su hermano, el
Chirolo, se convertía en un amasijo de carne informe a consecuencia de la
certera lluvia de balas que entró por la ventana y lo arrojó contra los muebles
de la sala. El tiempo pareció detenerse, o, en todo caso, hacerse más oleoso,
casi estático, lo suficiente como para contemplar a sus padres, mirar su
desesperación indescriptible al ver el pecho abierto y expuesto de su hijo
mayor de 16 años cumplidos. Logró atisbar como sus progenitores se descuidaban
en el acto reflejo de tratar de alcanzar al vástago en la caída, solo para
recibir ellos también una ola de impactos. Todo ocurrió en esa infinitesimal
duda que les hizo desatender las ventanas por donde los tiradores asesinos
pudieron acertarles en las cabezas, en los hombros y finalmente en las espaldas
descubiertas con el asombro cortado a tajo.
El niño vio todo a sus 11 años de inocencia de barrio. En el vacío
inmenso que siguió, comprendió que sus familiares no se moverían más, no lo
abrazarían, ni lo acariciarían, ni aún lo regañarían o corregirían. Se hallaba
solo en el mundo a partir de ese momento fugaz en que un instinto oculto en sus
entrañas le hizo desatender físicamente el cuadro de sangre y vísceras para
entrar a la carrera en el cuarto de sus padres y sacar debajo del colchón el
arma con la que ahora apuntaba trémulamente hacia la puerta de su dormitorio.
Sentía el peligro en sus venas, palpitando en un tuntún vicioso,
uniforme, que le llevaba la certeza a su corazón de que allí estaban por entrar
los que destrozaron su vida. Estaba completamente lúcido, tanto así que, a pesar
del miedo que lo carcomía, sintió la furia animal de los pasos de esos
desgraciados subiendo las escaleras.
Los segundos pasan lentamente y entre ellos se puede percibir el
polvo estático del tiempo que no se apresura en la oscuridad del cuarto del
niño. No se ve casi nada, pero si se presta un poco de atención, el golpeteo de
un corazón se percibe como un diapasón in crescendo. Si estuviera prendida la
luz del ahorro, o el poderoso sol entrara por las ventanas ahora cerradas, se
verían estantes de madera empotrados en las paredes. En medio de sus vacíos
utilitarios se encontrarían juguetes mezclados con plumones de colores. Los
libros de cuentos llamarían la atención por lo usados, los álbumes de figuritas
deportivas también saltarían a la vista, confundiéndose con los libros de texto
escolares. Paseando la vista por entre los muebles, se hallarían varios polos
del Melgar, dispersos entre la confusión de medias y chimpunes. Sin mucha
atención se observaría el póster gigantesco de Paolo Guerrero, sonriéndole a su
hincha privado. Con algo de atención clínica, se hallaría escondida, en la mesa
de trabajo, entre notas y papeles de colores rasgados, una tarjeta de
felicitación por el día de la madre, hecho con crayones y letras de molde. Es
tan mayo que duele respirar.
La realidad se transforma en una foto tridimensional donde el
principal fondo es el niño sosteniendo el arma de la seguridad. No logra
entender porqué siente esa sensación de protección, pero la acoge con la
incertidumbre de que valga de algo por favor, ya que siente los pasos llegando,
las voces en susurros estentóreos dirigiendo y buscando en los demás
dormitorios. Lo que ignora es que esas voces, tan entrenadas en el hablar
sigiloso, son de agentes policiales. Esos tombos mataron a sus padres y a su
hermano por algo tan ilusorio como es el dinero. Dinero que es la principal
causa por la que se arriesgaron a entrar a mansalva y plomo a ese “hueco”. Lo
que también ignora el niño, es que el que va a entrar a su cuarto es el
sargento Minaya.
En la cara del enjuto y barbudo sargento, se pueden adivinar las
preocupaciones mundanas de su actuar. Con algo de atención en las ropas puestas
y previamente planchadas, se deduce que es un hombre de familia, o, en todo
caso, que tiene una esposa que cuida de su limpieza básica. Lo que sería más
obvio es que esa limpieza también trata de borrar de la ropa el aroma de otra
mujer, la cual comparte con su consorte el renegar constante del genio
irresoluto de Minaya, que nunca se decidirá en qué cama quedarse y que, mientras
tanto, tiene que ocuparse económicamente de ambas. Esas son las mayores
preocupaciones suyas en ese momento: cuánto dinero sacará de la jugada y para
qué cosas principalmente derivar el pago. Suda frío, pero está seguro de su
capacidad. Suda tanto como el niño con el que se encontrará dentro de un
momento.
Pero aún ninguno de los dos se conoce. No saben que ambos están
armados y que se apuntarán con sus armas. Lo que sí saben ambos es que la
muerte entró en esa casa. Por una parte el niño cree que es por una injusticia
increíble, ya que está más que seguro que su familia no hizo nada malo. Para
Minaya, lo malo que hizo la familia que acaba de destrozar, no tiene mayor
interés. Los padres del infantes sí desconfiaban de la maldad del mundo, en
especial de los “rayas” y de los otros traficantes de la zona. Por eso a través
de los años montaron un negocio de distribución de cocaína muy privado. Tanta
era su desconfianza, que el dinero de las transacciones no lo dividían en
partes y puntos, sino que lo guardaban en casa. Los policías de la zona
supieron de una fuerte movida de 75 mil soles de la última semana. Suficiente
para convencer de dar el golpe a 7 policías corruptos.
En el lapso de patear la puerta de la habitación del niño, uno puede
imaginar que las cosas no tendrían que ser así. En otra situación el niño
estaría caminando hacia la escuela comiendo sus lentejas de chocolate. Al
llegar a la avenida Aviación, se detendría y saludaría al sargento Minaya, el
cual lo ayudaría a cruzar la vía de alta velocidad. Al despedirse del niño, el
agente recibiría unos cuantos dulces en la mano que comería con deleite
travieso. En otra situación el niño no estaría apuntando su arma a la cara del
sorprendido policía, quién a su vez también le apunta con la suya.
Mientras el gatillo es accionado y la bala busca su destino, los
ojos del niño miraron fijamente a los del policía. Ellos preguntaron: ¿POR QUÉ?
En esos ojos se vería, robando tiempo al poco tiempo que transcurre, toda la
gama de acciones de venta de droga, de matanzas sin razón. De violencia
respondida y revertida, de mujeres que sufren en un rincón, de adictos sin
nombre perdidos en hospitales psiquiátricos, de zonas rojas sin justicia y de
justicia sin razones. El niño formula todo un mundo de preguntas en el
intersticio de los segundos mientras la Muerte baila a su alrededor. Pero no
morirá ese día. Y es que los ojos del sargento miraron fijamente a ese niño que
se parece tanto a uno de sus hijos, se parece tanto al Manolo, pensó. La vida
se jugó en ese instante y quién dudó, perdió. Eso lo comprendió Minaya mientras
sentía como la bala le iba atravesando la cabeza de lado a lado.
Después de caer el cuerpo del agente en el piso de la habitación,
llegó a la realidad del silencio, la alarma intensa de las patrullas a todo
sonar que se acercaban. Los vecinos temerosos alertaron a otros policías. Los
compañeros del caído escaparon con el botín. Las calles eran de su conocimiento
así que el distrito se los tragó en minutos.
El niño no lloraba. Las fuerzas lo acompañaron hasta dejar la
pistola en el suelo. Luego de eso las preguntas se fueron disipando mientras
llega a su corazón ese sentimiento contenido por el miedo que lo acompañará por
minutos, horas, días, meses y años: la soledad.
El niño está encerrado en su cuarto. Allí, acurrucado contra la pared, un sudor frío le baja por la espalda. El niño siente el peso insoportable del arma que sostiene con las dos manos, mientras, murmura una oración sobre un ángel de la guardia y su dulce compañía. El fierro es una automática calibre 38.
PUNTOS PARA LA
EVALUACIÓN
1. ¿Qué
beneficios tiene para tu vida y la vida de los demás, planear, pensar, y actuar a conciencia?
2.
¿Qué
preguntas y afirmaciones te puedes hacer con relación a tu actuación actual?
3. Escribir
dos dichos populares sobre la conciencia y si no conoces ninguno, crearlos. (Te
dos cuatro ejemplos).
· ¿Mi conciencia tiene para mí más peso que la
opinión de todo el mundo.
· Fácilmente
estará contento y sosegado el que, de verdad, tiene la conciencia limpia.
· La conciencia
vale por mil testigos.
· La conciencia es
el mejor libro moral que tenemos.
4.
¿Qué
pasos debes seguir para formar tu conciencia? Explica cada paso
5.
¿Qué
relación tiene tus actitudes y acciones con la conciencia?
6.
¿Qué
opinión te merece la persona que es capaz de expresar: “¡Me importa poco lo que a los
otros les pase!”
7.
Hacer una lista de tus valores
dándoles una clasificación.
8.
Igualmente haz una lista de tus anti
– valores.
9. Teniendo en cuenta tus valores y anti
valores, ahora organiza tu escala de valores
Inicia con los valores que son vitales y termina en la escala más alta, los que consideras son los más valiosos.
10.
Explica la importancia de
tener una escala de valores.
11.
Escribe
a). Dones del Espíritu Santo
b) Frutos del Espíritu Santo
c) Las virtudes teologales y el por
qué reciben este nombre
d) Las virtudes cardinales y el por
qué se llaman así
12. Los pecados capitales y las
virtudes que los contrarrestan.
13.
¿Por qué la persona no puede tener cómo
única norma y guía de comportamiento a su conciencia?
14.
Desde el punto de vista religioso qué es
la ley y a qué le llamamos ley?
15.
Elabore un mapa conceptual con las
clases de conciencia.
16.
¿Cuándo no debemos seguir o no la voz de
la conciencia?
17. ¿Por qué las personas tenemos la
obligación de formar la conciencia?
18. ¿Si deseamos formar rectamente nuestra
conciencia qué necesitaremos hacer?
19. Así como debemos ser responsables en la formación de nuestra
conciencia, también debemos estar atentos para no caer en la deformación de la
misma. ¿Cuáles son las causas por las cuales se puede producir la deformación
de la conciencia? Explique.
Formar la conciencia
Se
nace con la capacidad de ser libre, mas la libertad hay que desearla y
trabajarla.
La
formación de la conciencia es un proceso continuo.
La
conciencia es ese lugar interior y sagrado en que la persona recibe las
llamadas de la vida, las valora y decide darles respuesta.
Cuando
decimos “hay que actuar en conciencia” queremos decir que la persona siempre
tiene que decidir y obrar de acuerdo con lo que le diga la conciencia; es decir
obrar con responsabilidad, movido por la verdad.
Pasos
para formar la conciencia
1. El
primer paso para formar la conciencia es aprender
a escuchar. Aprender a identificar bien las llamadas que se reciben: quién
o qué me está llamando: Si esa llamada viene de afuera, de otra persona o de mi
mismo. Es decir al examinar cualquier problema o situación debemos empezar por
tener una actitud abierta a la verdad y lo que es correcto.
2.
Preguntarme
a donde me quiere llevar esa llamada.
3. Para qué o por qué
se me hace esa llamada o invitación.
4. Valorar la llamada,
para eso debo tener criterios de valoración, ¿dónde encontrarlos?
a).
En las normas: La sociedad se rige por normas y leyes
que orientan el comportamiento. Son necesarias para la vida porque indican por
donde debemos buscar lo bueno y lo valioso. Sin embargo las normas no son suficientes
porque no dan respuesta a todas las situaciones. La norma generaliza, no hay
normas para cada circunstancia. En determinados casos estamos obligados a
transgredir la norma para conseguir un bien mayor.
b).
En los valores. Las normas están al
servicio de los valores y los valores al servicio de la persona. El valor hace
de una acción que sea significativa. Ejemplo el valor de la solidaridad, aporta
felicidad. Así podemos decir que la solidaridad es un valor. Los valores,
suman, los contravalores, restan.
c).
Estudiar la Sagrada Escritura y la
doctrina de la Iglesia, sólo a partir de la oración, la Consulta a la Palabra de Dios y la
asistencia del Espíritu Santo podemos responder a la Voluntad de Dios.
d). El examen habitual de conciencia. Este
ejercicio nos ayuda mucho a formar nuestra conciencia puesto que adoptamos el
hábito de evaluar, de examinar no solo nuestra actuación sino además nuestras
intenciones y motivaciones.
En
consecuencia, ante una determinada llamada ya sea interior o que venga de fuera
me debo preguntar: ¿Hay alguna norma que me oriente en la respuesta correcta?
¿Qué valor me propone esta llamada? Este valor es constructivo tanto para mí
como para los demás? ¿Entra este valor en contradicción con otros valores que
yo considero más importantes?
Además
del ejercicio anterior, en casos difíciles de responder es preciso acudir al
consejo prudente y buen ejemplo de otras personas para que iluminen nuestra
conciencia.
REFLEXIONA
Los
buenos duermen bien.
El
primer beneficio que puedes obtener de planear tus acciones es una “conciencia
tranquila”. Cuando actúas de acuerdo con tus valores sabes que cada día te
estás esforzando por ser una mejor persona. El otro gran beneficio es para el
mundo a tu alrededor: aparte de demostrar respeto por los demás y ponerles el
ejemplo, puedes andar tranquilo ya que quien obra según su buena conciencia
puede realizar todas sus actividades con seguridad durante el día y descansar
tranquilo por la noche.
Pero recuerda, el trabajo de la conciencia nunca se detiene y no se limita a la
planeación, también se trata de revisar tus acciones. Esta revisión consiste en
hacerte preguntas a ti mismo para ver qué dirección le estás dando a tu vida,
por ejemplo: “¿Estoy realizando mi mejor nivel de esfuerzo en la escuela?”,
“¿Soy comprensivo con la situación y los problemas de mi familia?”, “¿Ayudo a
las personas que lo necesitan?” ¡La lista podría ser mucho más larga! Estas
reflexiones te dan una idea de tus logros y te sirven para reconocer cuáles
acciones o actitudes no son buenas. Si de repente notas que has cometido
errores o malas acciones no te preocupes: hay miles de oportunidades para
corregir tus defectos y reorientar tu vida.
El
trabajo de la conciencia nunca se termina porque el mundo y nosotros mismos
cambiamos a diario y siempre son necesarias nuevas respuestas. Por otro lado,
toma en cuenta que aunque las personas perfectas no existen, la conciencia y el
uso del razonamiento nos permiten ser cada día un poco mejores.
PROBLEMAS PARA PENSAR
Una
de las mejores formas de fortalecer tu conciencia consiste en examinar tus
acciones y pensamientos. Aquí te proponemos algunas afirmaciones como guía.
Escribe “sí” cuando te identifiques con ellas y “no” cuando no te identifiques.
No se vale mentir, pues este ejercicio sólo busca que te conozcas mejor.
“Odio
a alguien.” (si)(no)
“Me
dejo llevar por la furia.” (si)(no)
“Maltrato
a los demás.” (si)(no)
“Me
gustan sólo las cosas fáciles.” (si)(no)
“Me
da flojera cumplir mis obligaciones.” (si)(no)
“Acostumbro
decir mentiras.” (si)(no)
“Me
importa poco lo que le pase a los otros.” (si)(no)
“Ambiciono
tener mucho dinero.” (si)(no)
“Envidio
las cosas de los otros.” (si)(no)
“Rechazo
a quienes son diferentes a mí.” (si)(no)
Si
respondiste No a todo, ¡felicidades!, has trabajado bien con tu conciencia. En
los casos en que hayas respondido “sí” piensa en la situación que originó esos
sentimientos y proponte soluciones para cambiar de conducta. Comparte tus
respuestas con personas de confianza e invítalas a responder.
LO QUE DICE LA GENTE
“¿Buena
conciencia? Pues es algo así como ‘el que nada debe nada teme.’”
—José
Tejada, conductor de microbús, 34 años.
“A mí me gusta pensar bien lo que voy a hacer para luego no arrepentirme.”
—Valeria Aguilar, alumna de sexto de primaria, 11 años.
“Tener
cargo de conciencia es saber que he actuado mal, por ejemplo, que he sido cruel
con alguien a quien quiero.”
MI JERARQUÍA DE VALORES
Ser
libre es un regalo y una tarea.
La
formación de la conciencia donde radica la libertad del hombre exige, además de
de examinarse constantemente, establecer una jerarquía de valores.
Antes
de llegar a jerarquizarlos es preciso identificar los conceptos de:
A. Valor: principios
que nos permiten orientar nuestro comportamiento en función de nuestra
realización personal.
B. Jerarquía de valores:
Orden en que los valores son
clasificados según cual es más importante para una sociedad o una persona
Existe
una gran cantidad de valores: de tipo económico, material, intelectual, humano, espiritual,
estético, moral,…ubicados en una escala de valores demuestra la mayor o menor
calidad de dichos valores comparados entre sí.
Es
claro que no es igual lo material que lo espiritual, lo humano y lo divino, lo
estético y lo moral…
Una
correcta jerarquía de valores reside, sobre todo, en la facilidad que
proporciona apara una eficaz orientación de la vida entera
Para
establecer una correcta jerarquía de valores es preciso primeramente hacer una
clasificación de los mismos y luego darle valor de mayor a menor, ubicando en
los primeros lugares a aquellos que aportarán más al desarrollo integral de la
persona.
CLASES
DE VALORES
Los valores infrahumanos
Son
aquellos que si perfeccionan al hombre, pero en aspectos más inferiores, en
aspectos que comparte con otros seres, con los animales, por ejemplo. Aquí se
encuentran valores como el placer, la fuerza, la agilidad,…
Los valores humanos infra
morales
Son
aquellos que están por debajo de los valores morales sin embargo siguen siendo
como los valores morales exclusivos del
hombre, no los alcanzan los animales. Aquí encontramos los valores como los
económicos, la riqueza, el éxito, la organización por ejemplo. La inteligencia
y el conocimiento, el arte, el buen gusto y socialmente hablando, la
prosperidad, el prestigio, la autoridad, etc.
Valores morales:
Son todos aquellos que están intrínsicamente ligados con las virtudes a
diferencia de los infra morales los cuales se pueden categorizar como
obligaciones ante la sociedad. Los valores morales son todos aquellos actos que
se hacen poniendo de nuestra parte y disposición por ejemplo: tolerancia,
paciencia, prudencia, honradez, justicia, verdad, la responsabilidad, el
trabajo, la diligencia…
Valores religiosos
– y espirituales: son todos
aquellos que concluyen o elevan la formación ética del ser humano tales como:
los valores morales anteriores permeados por la virtud de la fe, además otros como la esperanza, la
caridad, la humildad, la alegría, la paz, la sencillez, la templanza, la mansedumbre,
la bondad, la benignidad, la misericordia,…
Valores sociales y cívicos:
Cortesía, respeto, consideración, amabilidad, empatía, escucha, valoración del
otro, trabajo en equipo, confianza en el otro, liderazgo, diálogo, adaptabilidad,
autocontrol, autoridad, autonomía, responsabilidad, confiabilidad, cumplimiento
de las leyes,
Valores afectivos:
son todos aquellos que satisfacen la necesidad de amar y ser amado. Entre ellos
están: la amistad, el compañerismo, la solidaridad, el amor, la entrega, el
sacrificio, el altruismo, protección, reconocimiento,…
Valores intelectuales:
Son aquellos que se relacionan con la facultad de la Inteligencia tales como: el
estudio, la reflexión, creatividad, criticidad, razonamiento, conocimiento, ciencia, tecnología,…
Valores económicos:
Estos buscan satisfacer las necesidades
fisiológicas tales como: vivienda, alimentación, salud, vestido, comodidad, bienestar,…
Valores físicos - estéticos:
Estos pretenden satisfacer la necesidad de bienestar físico, la perfección y cuidado del
cuerpo, belleza, elegancia,
armonía, orden,..
Importancia de tener una jerarquía
de valores
Según
Max Scheler tanto, moralistas como psicólogos coinciden en afirmar que la
calidad moral y la madurez psicológica depende de tener o no la debida
jerarquía de valores.
Tener
una jerarquía de valores es sumamente importante por las siguientes razones:
1. Te
permite un conocimiento personal más a fondo
2. La
toma de las decisiones van acordes a dicha jerarquía de valores.
3. Te
permite evaluar tu crecimiento como persona.
4. A
partir de dicha evaluación puedes
tomar medidas para avanzar o corregir actitudes.
La conciencia moral,
tipos y su formación
“Pondré mi Ley en su pecho y la
escribiré en su corazón, y Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo”.(Jer 31:33)
La ley de Dios es una norma objetiva hecha por Dios mismo para el
hombre y para todas las cosas creadas. Esta ley es puesta por el mismo Dios en
el corazón del hombre (conciencia) para que él pueda conocer lo que es bueno y
lo que es malo sin mucho esfuerzo. Ahora bien, debido a las limitaciones propias
del ser humano y las desviaciones que todos tenemos como consecuencia de
nuestros pecados, esta ley escrita en nuestros corazones -que es clara de suyo-
puede oscurecerse y cometer errores a la hora de juzgar sobre la moralidad
concreta de los actos humanos. Es por ello, que para que no haya duda ni error,
Dios la revela en sus mandamientos e instruye a la Iglesia para que nos los
enseñe. La conciencia caminará segura y con verdad siguiendo las leyes de Dios
si intenta vivir virtuosamente, cuida formarla adecuadamente y elimina los
errores que pudiera haber en ella.
En este artículo sólo
analizaremos brevemente lo que es la conciencia moral, los tipos de conciencia
y la formación de la misma. No nos ocuparemos aquí de analizar la moralidad de
los actos, ni de aquellas cosas que pueden modificar la moralidad de los
mismos. Ni tampoco de otros temas relacionados como la objeción de
conciencia y el principio de doble efecto. Estos temas podrían ser analizados
en un próximo artículo si fuera conveniente.
Definición de ley y de conciencia moral
La Ley es la norma objetiva de
la moralidad de los actos. Se llama “ley” a los mandamientos de la ley de Dios,
de la santa madre la Iglesia…, son esas normas externas a nosotros,
determinadas por Dios y concretadas por la Iglesia que nos dicen si un acto es
bueno o malo en sí mismo. El hombre ha de conocer la ley de Dios para así poder
juzgar objetivamente la moralidad de sus actos.
Conciencia moral es
la norma subjetiva de la moralidad de los actos. Se define la conciencia moral como: “el juicio de la razón por el
que la persona reconoce la cualidad moral de un acto concreto que piensa hacer,
está haciendo o ha hecho”.
Santo Tomás de Aquino
define la verdad como “La adecuación del intelecto con la cosa conocida”.
Se dice que una conciencia es recta o está en la verdad cuando lo que su
razón le dice está en consonancia con la ley objetiva dictada por Dios. Dicho
con otras palabras más sencillas, se dice que una conciencia es recta o
verdadera cuando lo que ella considera como bueno o como malo, es considerado
como tal por la ley de Dios.
La conciencia moral y ley de Dios
Debido a que el
hombre está dotado de inteligencia y libertad y a que hay una ley objetiva
dictada por Dios al hombre, éste tiene la posibilidad y la obligación de
conocer la moralidad de sus actos. La conciencia personal no es la única voz
que debe guiar la moralidad de las acciones del hombre, ya que la voz de la
conciencia no es siempre infalible, ni objetivamente es lo supremo; por encima
de la conciencia está la ley de Dios.
Las normas están ahí
y el hombre las ve o renuncia a verlas, pero no puede crearlas. Tratar de
convertir la propia conciencia en norma última de moralidad es tanto como
querer colocarse en lugar de Dios. El libro del Génesis nos lo dice
claramente: “De cualquier árbol del jardín puedes
comer, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día
que comieres de él, morirás sin remedio” (Gen 2: 16-17). Así pues, la
Sagrada Escritura nos enseña que el hombre no tiene el poder de determinar lo
que es bueno o malo, sino sólo Dios.
El hombre es
ciertamente libre, desde el momento que puede comprender y acoger los
mandamientos de Dios, pero esta libertad no es ilimitada. En realidad, la
libertad del hombre encuentra su verdadera y plena realización en la aceptación
de la ley de Dios. Dios conoce perfectamente lo que es bueno para el hombre, y
en virtud de su mismo amor se lo propone en los mandamientos». En consecuencia,
no hay una autonomía del hombre frente a Dios. El hombre descubre dentro de sí
una ley que él no se dicta a sí mismo, pero a la cual debe obedecer.
Clases de conciencia
Por razón de su conformidad con la ley de Dios, la conciencia puede
ser:
· Recta o verdadera: si sus dictados se
adecuan a la ley de Dios.
· Errónea: según si sus
dictados no se adecuan a esa ley. La conciencia errónea puede ser: vencible o invencible.
o Vencible: cuando se pueden poner los
medios para salir del error.
o Invencible: cuando, a pesar de poner los medios, no se
puede salir del error.
Por razón del asentimiento o firmeza del juicio que prestamos a
lo que la conciencia nos dicta ésta se divide en:
· Cierta, probable y dudosa, según el grado de
seguridad subjetiva que se tenga. Se dice que una conciencia es cierta cuando
juzga con firmeza y sin temor a equivocarse. Ahora bien, uno puede estar cierto
de que algo es pecado o que no lo es y luego estar objetivamente equivocado.
Más abajo explicamos con más detalle este concepto.
· Perpleja: Se dice que una
persona tiene conciencia perpleja cuando en un acto concreto piensa que comete
pecado tanto si actúa como si no actúa. San Alfonso María de Ligorio nos dice
que estos casos se ha de proceder así: “Si puede suspender la acción, que
pregunte; si no, que elija el mal menor. En el caso que no pueda discernir cuál
es el menor mal, elija la parte que quiera, en lo cual no habrá pecado, pues en
tales circunstancias falta la libertad para que haya pecado formal”.
o Se debe
seguir la conciencia cierta; en algunos casos la probable, pero nunca la dudosa. Cuando
uno tiene una seria duda sobre la moralidad de un acto, antes de obrar hay que
salir de la duda. Ejemplo: Si uno tuviera una seria duda de si es obligatorio
ir a Misa el día de la Asunción de la Virgen (15 de agosto), no podría quedarse
tranquilamente en casa y pensar: como no estoy seguro, me quedo viendo la
televisión y no peco. Tendría que salir de la duda preguntando en su
parroquia…, y en el supuesto de no poder salir de la duda, entonces tendría que
hacer lo que considerara más virtuoso.
Diferencia entre conciencia verdadera y
conciencia cierta.
· Conciencia cierta es
cuando subjetiva-mente uno cree que
está en la verdad; pero puede que lo esté o que no lo esté.
· Conciencia verdadera
es cuando objetivamente uno está
realmente en la verdad.
· No basta con «estar
seguro» (conciencia cierta), además hay que actuar de acuerdo a lo que nos
manda la ley (conciencia verdadera).
· Por la limitación
humana puede ocurrir que un hombre esté cierto de algo que no sea verdadero.
Por eso mismo, hay que buscar tener una conciencia recta o verdadera.
Por razón del modo habitual de juzgar
la conciencia puede ser: laxa, escrupulosa,
delicada, farisaica y cauterizada.
· Conciencia delicada: Es aquella que juzga rectamente hasta en los menores detalles.
· Conciencia laxa: Es aquella que
juzga que los actos objetivamente malos no son pecado o no tienen gravedad.
Dentro de la conciencia laxa hay grados: cauterizada (ceguera para los valores morales), farisaica (darle importancia a lo que no tiene y quitarla a lo
que tiene).
· Conciencia escrupulosa: Ve pecado en casi todo o en todo lo que hace; desconfía de la
confesión y del perdón de los pecados. Es una preocupación obsesiva por el
valor moral de los propios actos, necesitando dar en la confesión múltiples
detalles y circunstancias que no cambian el valor moral de los actos. Hay
también terquedad en el propio juicio a pesar de los consejos que busca y
recibe.
Formación
de la conciencia
Dado que está en juego
la propia salvación, el hombre tiene la obligación grave de formar su
conciencia. El Catecismo de la Iglesia católica nos dice que «hay que formar la
conciencia y esclarecer el juicio moral. Una conciencia bien formada es recta y
veraz; formula sus juicios según la razón, conforme al bien verdadero querido
por la sabiduría del Creador. La educación de la conciencia es indispensable a
seres humanos sometidos a influencias negativas y tentados por el pecado a
preferir su propio juicio y a rechazar las enseñanzas autorizadas» (Catecismo
de la Iglesia Católica, 1783).
Decía Pío XII, la moral
cristiana hay que buscarla «en la ley del Creador impresa en el corazón de cada
uno y en la Revelación, es decir, en el conjunto de las verdades y de los
preceptos enseñados por el Divino Maestro. Todo esto lo ha dejado Jesús
Redentor como tesoro moral a la humanidad, en manos de su Iglesia, de suerte
que ésta lo predique a todas las criaturas, lo explique y lo transmita, de
generación en generación, intacto y libre de toda contaminación y error»( Pío
XII, Alocución, 23-III-1952).
Difícilmente podría
hablarse de rectitud moral de una persona que desoiga o desprecie el Magisterio
eclesiástico: «el que a vosotros oye, a Mí me oye, y el que a vosotros
desprecia, a Mí me desprecia; y el que me desprecia, desprecia al que me envió»
(Lc 10,16). Por tanto, para un cristiano, sí no hay unión con la Jerarquía -con
el Papa y con el Colegio Episcopal en comunión con el Papa-, no hay posibilidad
de unión con Cristo.
Si deseamos formar rectamente nuestra conciencia necesitaremos
pues: buscar seriamente a Dios
y pedir la ayuda del Espíritu Santo, ser humildes y sinceros con nosotros
mismos, buscar ayuda de un buen director espiritual, estudiar las enseñanzas
que la Iglesia nos brinda a través de sus libros de moral y reflexionar antes
de actuar.
·
Buscar
a Dios seriamente y pedir la ayuda del Espíritu Santo: Él es el camino, la verdad y la vida. Si le
seguimos, podemos estar seguros de no equivocarnos y de encontrar la verdad.
Quien intenta vivir y practicar las virtudes cristianas, Dios le ayuda a formar
una conciencia recta.
·
Ser
humildes y sinceros con uno mismo. El
que es humilde y sincero no tiene miedo a la verdad y a reconocer su error. Es
la falta de humildad la que intenta justificar una conducta que es de suyo
inmoral; en cambio, el que es humilde reconoce su falta y acude a Dios para
pedirle perdón y que le enseñe el buen camino.
·
Dado que nosotros no lo
podemos saber todo, es bueno buscar la ayuda de aquellos que
en materia de moral se supone han de ser unos “expertos”, dígase de los
sacerdotes. Se supone que ellos han estudiado la Sagrada Escritura y conocen la
Tradición y el Magisterio de la Iglesia, lo cual es necesario para poder tener
un conocimiento verdadero de las leyes de Dios.
·
Es obvio que si la
Iglesia es la depositaria e intérprete auténtica de la verdad revelada, un
medio muy importante de nuestra formación será el estudio de
los documentos del Magisterio, y de otros libros con buena doctrina, avalados
por la autoridad eclesiástica competente.
·
Ayuda también a formar
la conciencia adquirir el hábito de reflexionar antes de actuar.
La deformación de la conciencia
Del mismo modo que
tenemos que buscar la recta formación de la conciencia, debemos también evitar
la deformación de la misma.
La deformación de la
conciencia se puede producir por:
·
Causas personales como
por ejemplo la falta de formación, la justificación de los propios pecados, la
falta de lucha.
·
Causas sociales, como
por ejemplo el relativismo moral que hay en la actualidad.
Ahora bien, en la
raíz y en el desarrollo de una conciencia deforme siempre hay una voluntad
torcida.
Resumiendo pues lo más
esencial de toda esta información diremos:
·
La conciencia, para ser
norma válida del actuar humano tiene que ser recta y cierta, y no dudosa ni culpablemente errónea.
·
Una persona que actúe
contra su conciencia, peca; pero también peca por no ajustar deliberadamente
sus dictámenes a la ley de Dios, que es la norma suprema de actuación.
·
No se puede apelar a la
conciencia para eludir la norma, que quizá por falta de formación o incluso por
mala fe, se desconoce.
·
Es cierto que hemos de
decidir con nuestra propia conciencia, y también que nadie nos puede forzar a
actuar contra ella, pero no es menos cierto que tenemos el grave deber de que
los dictados de esa conciencia se ajusten a lo que Dios quiera, que es tanto
como decir que esté bien formada.
Preparar grupal-mente este tema para exposición
Los mismos grupos que trabajaron en las encuestas
Para la exposición ayudarse de un audiovisual (diapositivas)
Añadir
información todo lo que quieran, más no sustituir la dada.
Prepararse para evaluación individual desde el primer tema de la formación de la conciencia incluyendo los talleres realizados.
RECUPERACIÓN GRADO NOVENO II PERÍODO
Para los estudiantes que perdieron el primer y segundo logro, desarrollar a conciencia el siguiente cuestionario y dar razón del mismo.
Conceptos
tomados del vídeo y del documento entregado.
1.
Características del ser humano que lo hacen diferente a los
demás seres de la creación.
2.
¿Qué son la inteligencia y la voluntad y que le permiten al
ser humano?
3.
¿Qué es la libertad? De ejemplos de cómo el hombre demuestra
que es libre.
4.
¿Para qué se nos dio la libertad?
5.
¿Cuándo el hombre deja de ser libre?
6.
¿Cuál es la libertad perfecta? ¿Quién la vive?
7.
¿En qué consiste la felicidad?
8.
¿Qué es la virtud?
9.
¿Cómo los vicios afectan nuestra
libertad?
10.
¿Para qué se nos dio la libertad?
11.
¿Qué dice Isaac Newton sobre la ley?
12.
¿Qué dice Albert Einstein para introducirnos en el tema de la ley
eterna?
13.
¿Qué es la ley eterna?
14.
¿Cuáles son los tipos de la ley eterna?
15.
¿En qué consiste la ley biológica o física?
16.
¿Qué se entiende por ley moral natural?
17.
Elementos de la ley moral natural
18.
¿En qué consiste la ley positiva
19.
¿Cómo se divide la ley positiva
20.
¿La ley moral natural de quién es exclusiva?
21.
¿En quién encuentra la plenitud la ley moral natural?
22.
Quien es el fin de toda ley?
23.
¿Qué es la ley según Santo Tomás de Aquino?
24.
Según este mismo autor ¿cuáles son sus elementos?
25.
Para que la ley obligue a los hombres debe reunir algunas condiciones;
en concreto ¿cuáles son esas condiciones?
26.
La división que más nos interesa de la ley, viene dada por
el autor que la promulga: ¿Cuál es esa división?
Los estudiantes que perdieron sólo el tercer logro superan entregando la encuesta según las indicaciones dadas en clase.
1. El cuestionario anterior
2. La encuesta
3. Escribir un artículo sobre la conciencia, la ley y la libertad ayudado de documentos de escritores y páginas de internet católicas tales como las siguientes diapositivas:
PUNTOS PARA LA
EVALUACIÓN
1. ¿Qué
beneficios tiene para tu vida y la vida de los demás, planear, pensar, y actuar a conciencia?
2.
¿Qué
preguntas y afirmaciones te puedes hacer con relación a tu actuación actual?
3. Escribir
dos dichos populares sobre la conciencia y si no conoces ninguno, crearlos. (Te
dos cuatro ejemplos).
· ¿Mi conciencia tiene para mí más peso que la
opinión de todo el mundo.
· Fácilmente
estará contento y sosegado el que, de verdad, tiene la conciencia limpia.
· La conciencia
vale por mil testigos.
· La conciencia es
el mejor libro moral que tenemos.
4.
¿Qué
pasos debes seguir para formar tu conciencia? Explica cada paso
5.
¿Qué
relación tiene tus actitudes y acciones con la conciencia?
6.
¿Qué
opinión te merece la persona que es capaz de expresar: “¡Me importa poco lo que a los
otros les pase!”
7.
Hacer una lista de tus valores
dándoles una clasificación.
8.
Igualmente haz una lista de tus anti
– valores.
9. Teniendo en cuenta tus valores y anti
valores, ahora organiza tu escala de valores
Inicia con los valores que son vitales y termina en la escala más alta, los que consideras son los más valiosos.
10.
Explica la importancia de
tener una escala de valores.
11.
Escribe
a). Dones del Espíritu Santo
b) Frutos del Espíritu Santo
c) Las virtudes teologales y el por
qué reciben este nombre
d) Las virtudes cardinales y el por
qué se llaman así
12. Los pecados capitales y las
virtudes que los contrarrestan.
13.
¿Por qué la persona no puede tener cómo
única norma y guía de comportamiento a su conciencia?
14.
Desde el punto de vista religioso qué es
la ley y a qué le llamamos ley?
15.
Elabore un mapa conceptual con las
clases de conciencia.
16.
¿Cuándo no debemos seguir o no la voz de
la conciencia?
17. ¿Por qué las personas tenemos la
obligación de formar la conciencia?
18. ¿Si deseamos formar rectamente nuestra
conciencia qué necesitaremos hacer?
19. Así como debemos ser responsables en la formación de nuestra
conciencia, también debemos estar atentos para no caer en la deformación de la
misma. ¿Cuáles son las causas por las cuales se puede producir la deformación
de la conciencia? Explique.
Formar la conciencia
Se
nace con la capacidad de ser libre, mas la libertad hay que desearla y
trabajarla.
La
formación de la conciencia es un proceso continuo.
La
conciencia es ese lugar interior y sagrado en que la persona recibe las
llamadas de la vida, las valora y decide darles respuesta.
Cuando
decimos “hay que actuar en conciencia” queremos decir que la persona siempre
tiene que decidir y obrar de acuerdo con lo que le diga la conciencia; es decir
obrar con responsabilidad, movido por la verdad.
Pasos
para formar la conciencia
1. El
primer paso para formar la conciencia es aprender
a escuchar. Aprender a identificar bien las llamadas que se reciben: quién
o qué me está llamando: Si esa llamada viene de afuera, de otra persona o de mi
mismo. Es decir al examinar cualquier problema o situación debemos empezar por
tener una actitud abierta a la verdad y lo que es correcto.
2.
Preguntarme
a donde me quiere llevar esa llamada.
3. Para qué o por qué
se me hace esa llamada o invitación.
4. Valorar la llamada,
para eso debo tener criterios de valoración, ¿dónde encontrarlos?
a).
En las normas: La sociedad se rige por normas y leyes
que orientan el comportamiento. Son necesarias para la vida porque indican por
donde debemos buscar lo bueno y lo valioso. Sin embargo las normas no son suficientes
porque no dan respuesta a todas las situaciones. La norma generaliza, no hay
normas para cada circunstancia. En determinados casos estamos obligados a
transgredir la norma para conseguir un bien mayor.
b).
En los valores. Las normas están al
servicio de los valores y los valores al servicio de la persona. El valor hace
de una acción que sea significativa. Ejemplo el valor de la solidaridad, aporta
felicidad. Así podemos decir que la solidaridad es un valor. Los valores,
suman, los contravalores, restan.
c).
Estudiar la Sagrada Escritura y la
doctrina de la Iglesia, sólo a partir de la oración, la Consulta a la Palabra de Dios y la
asistencia del Espíritu Santo podemos responder a la Voluntad de Dios.
d). El examen habitual de conciencia. Este
ejercicio nos ayuda mucho a formar nuestra conciencia puesto que adoptamos el
hábito de evaluar, de examinar no solo nuestra actuación sino además nuestras
intenciones y motivaciones.
En
consecuencia, ante una determinada llamada ya sea interior o que venga de fuera
me debo preguntar: ¿Hay alguna norma que me oriente en la respuesta correcta?
¿Qué valor me propone esta llamada? Este valor es constructivo tanto para mí
como para los demás? ¿Entra este valor en contradicción con otros valores que
yo considero más importantes?
Además
del ejercicio anterior, en casos difíciles de responder es preciso acudir al
consejo prudente y buen ejemplo de otras personas para que iluminen nuestra
conciencia.
REFLEXIONA
Los
buenos duermen bien.
El
primer beneficio que puedes obtener de planear tus acciones es una “conciencia
tranquila”. Cuando actúas de acuerdo con tus valores sabes que cada día te
estás esforzando por ser una mejor persona. El otro gran beneficio es para el
mundo a tu alrededor: aparte de demostrar respeto por los demás y ponerles el
ejemplo, puedes andar tranquilo ya que quien obra según su buena conciencia
puede realizar todas sus actividades con seguridad durante el día y descansar
tranquilo por la noche.
Pero recuerda, el trabajo de la conciencia nunca se detiene y no se limita a la planeación, también se trata de revisar tus acciones. Esta revisión consiste en hacerte preguntas a ti mismo para ver qué dirección le estás dando a tu vida, por ejemplo: “¿Estoy realizando mi mejor nivel de esfuerzo en la escuela?”, “¿Soy comprensivo con la situación y los problemas de mi familia?”, “¿Ayudo a las personas que lo necesitan?” ¡La lista podría ser mucho más larga! Estas reflexiones te dan una idea de tus logros y te sirven para reconocer cuáles acciones o actitudes no son buenas. Si de repente notas que has cometido errores o malas acciones no te preocupes: hay miles de oportunidades para corregir tus defectos y reorientar tu vida.
Pero recuerda, el trabajo de la conciencia nunca se detiene y no se limita a la planeación, también se trata de revisar tus acciones. Esta revisión consiste en hacerte preguntas a ti mismo para ver qué dirección le estás dando a tu vida, por ejemplo: “¿Estoy realizando mi mejor nivel de esfuerzo en la escuela?”, “¿Soy comprensivo con la situación y los problemas de mi familia?”, “¿Ayudo a las personas que lo necesitan?” ¡La lista podría ser mucho más larga! Estas reflexiones te dan una idea de tus logros y te sirven para reconocer cuáles acciones o actitudes no son buenas. Si de repente notas que has cometido errores o malas acciones no te preocupes: hay miles de oportunidades para corregir tus defectos y reorientar tu vida.
El
trabajo de la conciencia nunca se termina porque el mundo y nosotros mismos
cambiamos a diario y siempre son necesarias nuevas respuestas. Por otro lado,
toma en cuenta que aunque las personas perfectas no existen, la conciencia y el
uso del razonamiento nos permiten ser cada día un poco mejores.
PROBLEMAS PARA PENSAR
Una
de las mejores formas de fortalecer tu conciencia consiste en examinar tus
acciones y pensamientos. Aquí te proponemos algunas afirmaciones como guía.
Escribe “sí” cuando te identifiques con ellas y “no” cuando no te identifiques.
No se vale mentir, pues este ejercicio sólo busca que te conozcas mejor.
“Odio
a alguien.” (si)(no)
“Me
dejo llevar por la furia.” (si)(no)
“Maltrato
a los demás.” (si)(no)
“Me
gustan sólo las cosas fáciles.” (si)(no)
“Me
da flojera cumplir mis obligaciones.” (si)(no)
“Acostumbro
decir mentiras.” (si)(no)
“Me
importa poco lo que le pase a los otros.” (si)(no)
“Ambiciono
tener mucho dinero.” (si)(no)
“Envidio
las cosas de los otros.” (si)(no)
“Rechazo
a quienes son diferentes a mí.” (si)(no)
Si
respondiste No a todo, ¡felicidades!, has trabajado bien con tu conciencia. En
los casos en que hayas respondido “sí” piensa en la situación que originó esos
sentimientos y proponte soluciones para cambiar de conducta. Comparte tus
respuestas con personas de confianza e invítalas a responder.
LO QUE DICE LA GENTE
“¿Buena
conciencia? Pues es algo así como ‘el que nada debe nada teme.’”
—José
Tejada, conductor de microbús, 34 años.
“A mí me gusta pensar bien lo que voy a hacer para luego no arrepentirme.”
—Valeria Aguilar, alumna de sexto de primaria, 11 años.
“A mí me gusta pensar bien lo que voy a hacer para luego no arrepentirme.”
—Valeria Aguilar, alumna de sexto de primaria, 11 años.
“Tener
cargo de conciencia es saber que he actuado mal, por ejemplo, que he sido cruel
con alguien a quien quiero.”
MI JERARQUÍA DE VALORES
Ser
libre es un regalo y una tarea.
La
formación de la conciencia donde radica la libertad del hombre exige, además de
de examinarse constantemente, establecer una jerarquía de valores.
Antes
de llegar a jerarquizarlos es preciso identificar los conceptos de:
A. Valor: principios
que nos permiten orientar nuestro comportamiento en función de nuestra
realización personal.
B. Jerarquía de valores:
Orden en que los valores son
clasificados según cual es más importante para una sociedad o una persona
Existe
una gran cantidad de valores: de tipo económico, material, intelectual, humano, espiritual,
estético, moral,…ubicados en una escala de valores demuestra la mayor o menor
calidad de dichos valores comparados entre sí.
Es
claro que no es igual lo material que lo espiritual, lo humano y lo divino, lo
estético y lo moral…
Una
correcta jerarquía de valores reside, sobre todo, en la facilidad que
proporciona apara una eficaz orientación de la vida entera
Para
establecer una correcta jerarquía de valores es preciso primeramente hacer una
clasificación de los mismos y luego darle valor de mayor a menor, ubicando en
los primeros lugares a aquellos que aportarán más al desarrollo integral de la
persona.
CLASES
DE VALORES
Los valores infrahumanos
Son
aquellos que si perfeccionan al hombre, pero en aspectos más inferiores, en
aspectos que comparte con otros seres, con los animales, por ejemplo. Aquí se
encuentran valores como el placer, la fuerza, la agilidad,…
Los valores humanos infra
morales
Son
aquellos que están por debajo de los valores morales sin embargo siguen siendo
como los valores morales exclusivos del
hombre, no los alcanzan los animales. Aquí encontramos los valores como los
económicos, la riqueza, el éxito, la organización por ejemplo. La inteligencia
y el conocimiento, el arte, el buen gusto y socialmente hablando, la
prosperidad, el prestigio, la autoridad, etc.
Valores morales:
Son todos aquellos que están intrínsicamente ligados con las virtudes a
diferencia de los infra morales los cuales se pueden categorizar como
obligaciones ante la sociedad. Los valores morales son todos aquellos actos que
se hacen poniendo de nuestra parte y disposición por ejemplo: tolerancia,
paciencia, prudencia, honradez, justicia, verdad, la responsabilidad, el
trabajo, la diligencia…
Valores religiosos
– y espirituales: son todos
aquellos que concluyen o elevan la formación ética del ser humano tales como:
los valores morales anteriores permeados por la virtud de la fe, además otros como la esperanza, la
caridad, la humildad, la alegría, la paz, la sencillez, la templanza, la mansedumbre,
la bondad, la benignidad, la misericordia,…
Valores sociales y cívicos:
Cortesía, respeto, consideración, amabilidad, empatía, escucha, valoración del
otro, trabajo en equipo, confianza en el otro, liderazgo, diálogo, adaptabilidad,
autocontrol, autoridad, autonomía, responsabilidad, confiabilidad, cumplimiento
de las leyes,
Valores afectivos:
son todos aquellos que satisfacen la necesidad de amar y ser amado. Entre ellos
están: la amistad, el compañerismo, la solidaridad, el amor, la entrega, el
sacrificio, el altruismo, protección, reconocimiento,…
Valores intelectuales:
Son aquellos que se relacionan con la facultad de la Inteligencia tales como: el
estudio, la reflexión, creatividad, criticidad, razonamiento, conocimiento, ciencia, tecnología,…
Valores económicos:
Estos buscan satisfacer las necesidades
fisiológicas tales como: vivienda, alimentación, salud, vestido, comodidad, bienestar,…
Valores físicos - estéticos:
Estos pretenden satisfacer la necesidad de bienestar físico, la perfección y cuidado del
cuerpo, belleza, elegancia,
armonía, orden,..
Importancia de tener una jerarquía
de valores
Según
Max Scheler tanto, moralistas como psicólogos coinciden en afirmar que la
calidad moral y la madurez psicológica depende de tener o no la debida
jerarquía de valores.
Tener
una jerarquía de valores es sumamente importante por las siguientes razones:
1. Te
permite un conocimiento personal más a fondo
2. La
toma de las decisiones van acordes a dicha jerarquía de valores.
3. Te
permite evaluar tu crecimiento como persona.
4. A
partir de dicha evaluación puedes
tomar medidas para avanzar o corregir actitudes.
La conciencia moral,
tipos y su formación
“Pondré mi Ley en su pecho y la
escribiré en su corazón, y Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo”.(Jer 31:33)
La ley de Dios es una norma objetiva hecha por Dios mismo para el
hombre y para todas las cosas creadas. Esta ley es puesta por el mismo Dios en
el corazón del hombre (conciencia) para que él pueda conocer lo que es bueno y
lo que es malo sin mucho esfuerzo. Ahora bien, debido a las limitaciones propias
del ser humano y las desviaciones que todos tenemos como consecuencia de
nuestros pecados, esta ley escrita en nuestros corazones -que es clara de suyo-
puede oscurecerse y cometer errores a la hora de juzgar sobre la moralidad
concreta de los actos humanos. Es por ello, que para que no haya duda ni error,
Dios la revela en sus mandamientos e instruye a la Iglesia para que nos los
enseñe. La conciencia caminará segura y con verdad siguiendo las leyes de Dios
si intenta vivir virtuosamente, cuida formarla adecuadamente y elimina los
errores que pudiera haber en ella.
En este artículo sólo
analizaremos brevemente lo que es la conciencia moral, los tipos de conciencia
y la formación de la misma. No nos ocuparemos aquí de analizar la moralidad de
los actos, ni de aquellas cosas que pueden modificar la moralidad de los
mismos. Ni tampoco de otros temas relacionados como la objeción de
conciencia y el principio de doble efecto. Estos temas podrían ser analizados
en un próximo artículo si fuera conveniente.
Definición de ley y de conciencia moral
La Ley es la norma objetiva de
la moralidad de los actos. Se llama “ley” a los mandamientos de la ley de Dios,
de la santa madre la Iglesia…, son esas normas externas a nosotros,
determinadas por Dios y concretadas por la Iglesia que nos dicen si un acto es
bueno o malo en sí mismo. El hombre ha de conocer la ley de Dios para así poder
juzgar objetivamente la moralidad de sus actos.
Conciencia moral es
la norma subjetiva de la moralidad de los actos. Se define la conciencia moral como: “el juicio de la razón por el
que la persona reconoce la cualidad moral de un acto concreto que piensa hacer,
está haciendo o ha hecho”.
Santo Tomás de Aquino
define la verdad como “La adecuación del intelecto con la cosa conocida”.
Se dice que una conciencia es recta o está en la verdad cuando lo que su
razón le dice está en consonancia con la ley objetiva dictada por Dios. Dicho
con otras palabras más sencillas, se dice que una conciencia es recta o
verdadera cuando lo que ella considera como bueno o como malo, es considerado
como tal por la ley de Dios.
La conciencia moral y ley de Dios
Debido a que el
hombre está dotado de inteligencia y libertad y a que hay una ley objetiva
dictada por Dios al hombre, éste tiene la posibilidad y la obligación de
conocer la moralidad de sus actos. La conciencia personal no es la única voz
que debe guiar la moralidad de las acciones del hombre, ya que la voz de la
conciencia no es siempre infalible, ni objetivamente es lo supremo; por encima
de la conciencia está la ley de Dios.
Las normas están ahí
y el hombre las ve o renuncia a verlas, pero no puede crearlas. Tratar de
convertir la propia conciencia en norma última de moralidad es tanto como
querer colocarse en lugar de Dios. El libro del Génesis nos lo dice
claramente: “De cualquier árbol del jardín puedes
comer, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día
que comieres de él, morirás sin remedio” (Gen 2: 16-17). Así pues, la
Sagrada Escritura nos enseña que el hombre no tiene el poder de determinar lo
que es bueno o malo, sino sólo Dios.
El hombre es
ciertamente libre, desde el momento que puede comprender y acoger los
mandamientos de Dios, pero esta libertad no es ilimitada. En realidad, la
libertad del hombre encuentra su verdadera y plena realización en la aceptación
de la ley de Dios. Dios conoce perfectamente lo que es bueno para el hombre, y
en virtud de su mismo amor se lo propone en los mandamientos». En consecuencia,
no hay una autonomía del hombre frente a Dios. El hombre descubre dentro de sí
una ley que él no se dicta a sí mismo, pero a la cual debe obedecer.
Clases de conciencia
Por razón de su conformidad con la ley de Dios, la conciencia puede
ser:
· Recta o verdadera: si sus dictados se
adecuan a la ley de Dios.
· Errónea: según si sus
dictados no se adecuan a esa ley. La conciencia errónea puede ser: vencible o invencible.
o Vencible: cuando se pueden poner los
medios para salir del error.
o Invencible: cuando, a pesar de poner los medios, no se
puede salir del error.
Por razón del asentimiento o firmeza del juicio que prestamos a
lo que la conciencia nos dicta ésta se divide en:
· Cierta, probable y dudosa, según el grado de
seguridad subjetiva que se tenga. Se dice que una conciencia es cierta cuando
juzga con firmeza y sin temor a equivocarse. Ahora bien, uno puede estar cierto
de que algo es pecado o que no lo es y luego estar objetivamente equivocado.
Más abajo explicamos con más detalle este concepto.
· Perpleja: Se dice que una
persona tiene conciencia perpleja cuando en un acto concreto piensa que comete
pecado tanto si actúa como si no actúa. San Alfonso María de Ligorio nos dice
que estos casos se ha de proceder así: “Si puede suspender la acción, que
pregunte; si no, que elija el mal menor. En el caso que no pueda discernir cuál
es el menor mal, elija la parte que quiera, en lo cual no habrá pecado, pues en
tales circunstancias falta la libertad para que haya pecado formal”.
o Se debe
seguir la conciencia cierta; en algunos casos la probable, pero nunca la dudosa. Cuando
uno tiene una seria duda sobre la moralidad de un acto, antes de obrar hay que
salir de la duda. Ejemplo: Si uno tuviera una seria duda de si es obligatorio
ir a Misa el día de la Asunción de la Virgen (15 de agosto), no podría quedarse
tranquilamente en casa y pensar: como no estoy seguro, me quedo viendo la
televisión y no peco. Tendría que salir de la duda preguntando en su
parroquia…, y en el supuesto de no poder salir de la duda, entonces tendría que
hacer lo que considerara más virtuoso.
Diferencia entre conciencia verdadera y
conciencia cierta.
· Conciencia cierta es
cuando subjetiva-mente uno cree que
está en la verdad; pero puede que lo esté o que no lo esté.
· Conciencia verdadera
es cuando objetivamente uno está
realmente en la verdad.
· No basta con «estar
seguro» (conciencia cierta), además hay que actuar de acuerdo a lo que nos
manda la ley (conciencia verdadera).
· Por la limitación
humana puede ocurrir que un hombre esté cierto de algo que no sea verdadero.
Por eso mismo, hay que buscar tener una conciencia recta o verdadera.
Por razón del modo habitual de juzgar
la conciencia puede ser: laxa, escrupulosa,
delicada, farisaica y cauterizada.
· Conciencia delicada: Es aquella que juzga rectamente hasta en los menores detalles.
· Conciencia laxa: Es aquella que
juzga que los actos objetivamente malos no son pecado o no tienen gravedad.
Dentro de la conciencia laxa hay grados: cauterizada (ceguera para los valores morales), farisaica (darle importancia a lo que no tiene y quitarla a lo
que tiene).
· Conciencia escrupulosa: Ve pecado en casi todo o en todo lo que hace; desconfía de la
confesión y del perdón de los pecados. Es una preocupación obsesiva por el
valor moral de los propios actos, necesitando dar en la confesión múltiples
detalles y circunstancias que no cambian el valor moral de los actos. Hay
también terquedad en el propio juicio a pesar de los consejos que busca y
recibe.
Formación
de la conciencia
Dado que está en juego
la propia salvación, el hombre tiene la obligación grave de formar su
conciencia. El Catecismo de la Iglesia católica nos dice que «hay que formar la
conciencia y esclarecer el juicio moral. Una conciencia bien formada es recta y
veraz; formula sus juicios según la razón, conforme al bien verdadero querido
por la sabiduría del Creador. La educación de la conciencia es indispensable a
seres humanos sometidos a influencias negativas y tentados por el pecado a
preferir su propio juicio y a rechazar las enseñanzas autorizadas» (Catecismo
de la Iglesia Católica, 1783).
Decía Pío XII, la moral
cristiana hay que buscarla «en la ley del Creador impresa en el corazón de cada
uno y en la Revelación, es decir, en el conjunto de las verdades y de los
preceptos enseñados por el Divino Maestro. Todo esto lo ha dejado Jesús
Redentor como tesoro moral a la humanidad, en manos de su Iglesia, de suerte
que ésta lo predique a todas las criaturas, lo explique y lo transmita, de
generación en generación, intacto y libre de toda contaminación y error»( Pío
XII, Alocución, 23-III-1952).
Difícilmente podría
hablarse de rectitud moral de una persona que desoiga o desprecie el Magisterio
eclesiástico: «el que a vosotros oye, a Mí me oye, y el que a vosotros
desprecia, a Mí me desprecia; y el que me desprecia, desprecia al que me envió»
(Lc 10,16). Por tanto, para un cristiano, sí no hay unión con la Jerarquía -con
el Papa y con el Colegio Episcopal en comunión con el Papa-, no hay posibilidad
de unión con Cristo.
Si deseamos formar rectamente nuestra conciencia necesitaremos
pues: buscar seriamente a Dios
y pedir la ayuda del Espíritu Santo, ser humildes y sinceros con nosotros
mismos, buscar ayuda de un buen director espiritual, estudiar las enseñanzas
que la Iglesia nos brinda a través de sus libros de moral y reflexionar antes
de actuar.
·
Buscar
a Dios seriamente y pedir la ayuda del Espíritu Santo: Él es el camino, la verdad y la vida. Si le
seguimos, podemos estar seguros de no equivocarnos y de encontrar la verdad.
Quien intenta vivir y practicar las virtudes cristianas, Dios le ayuda a formar
una conciencia recta.
·
Ser
humildes y sinceros con uno mismo. El
que es humilde y sincero no tiene miedo a la verdad y a reconocer su error. Es
la falta de humildad la que intenta justificar una conducta que es de suyo
inmoral; en cambio, el que es humilde reconoce su falta y acude a Dios para
pedirle perdón y que le enseñe el buen camino.
·
Dado que nosotros no lo
podemos saber todo, es bueno buscar la ayuda de aquellos que
en materia de moral se supone han de ser unos “expertos”, dígase de los
sacerdotes. Se supone que ellos han estudiado la Sagrada Escritura y conocen la
Tradición y el Magisterio de la Iglesia, lo cual es necesario para poder tener
un conocimiento verdadero de las leyes de Dios.
·
Es obvio que si la
Iglesia es la depositaria e intérprete auténtica de la verdad revelada, un
medio muy importante de nuestra formación será el estudio de
los documentos del Magisterio, y de otros libros con buena doctrina, avalados
por la autoridad eclesiástica competente.
·
Ayuda también a formar
la conciencia adquirir el hábito de reflexionar antes de actuar.
La deformación de la conciencia
Del mismo modo que
tenemos que buscar la recta formación de la conciencia, debemos también evitar
la deformación de la misma.
La deformación de la
conciencia se puede producir por:
·
Causas personales como
por ejemplo la falta de formación, la justificación de los propios pecados, la
falta de lucha.
·
Causas sociales, como
por ejemplo el relativismo moral que hay en la actualidad.
Ahora bien, en la
raíz y en el desarrollo de una conciencia deforme siempre hay una voluntad
torcida.
Resumiendo pues lo más
esencial de toda esta información diremos:
·
La conciencia, para ser
norma válida del actuar humano tiene que ser recta y cierta, y no dudosa ni culpablemente errónea.
·
Una persona que actúe
contra su conciencia, peca; pero también peca por no ajustar deliberadamente
sus dictámenes a la ley de Dios, que es la norma suprema de actuación.
·
No se puede apelar a la
conciencia para eludir la norma, que quizá por falta de formación o incluso por
mala fe, se desconoce.
·
Es cierto que hemos de
decidir con nuestra propia conciencia, y también que nadie nos puede forzar a
actuar contra ella, pero no es menos cierto que tenemos el grave deber de que
los dictados de esa conciencia se ajusten a lo que Dios quiera, que es tanto
como decir que esté bien formada.
Preparar grupal-mente este tema para exposición
Los mismos grupos que trabajaron en las encuestas
Para la exposición ayudarse de un audiovisual (diapositivas)
Añadir
información todo lo que quieran, más no sustituir la dada.
Prepararse para evaluación individual desde el primer tema de la formación de la conciencia incluyendo los talleres realizados.
RECUPERACIÓN GRADO NOVENO II PERÍODO
Para los estudiantes que perdieron el primer y segundo logro, desarrollar a conciencia el siguiente cuestionario y dar razón del mismo.
Conceptos
tomados del vídeo y del documento entregado.
1.
Características del ser humano que lo hacen diferente a los
demás seres de la creación.
2.
¿Qué son la inteligencia y la voluntad y que le permiten al
ser humano?
3.
¿Qué es la libertad? De ejemplos de cómo el hombre demuestra
que es libre.
4.
¿Para qué se nos dio la libertad?
5.
¿Cuándo el hombre deja de ser libre?
6.
¿Cuál es la libertad perfecta? ¿Quién la vive?
7.
¿En qué consiste la felicidad?
8.
¿Qué es la virtud?
9.
¿Cómo los vicios afectan nuestra
libertad?
10.
¿Para qué se nos dio la libertad?
11.
¿Qué dice Isaac Newton sobre la ley?
12.
¿Qué dice Albert Einstein para introducirnos en el tema de la ley
eterna?
13.
¿Qué es la ley eterna?
14.
¿Cuáles son los tipos de la ley eterna?
15.
¿En qué consiste la ley biológica o física?
16.
¿Qué se entiende por ley moral natural?
17.
Elementos de la ley moral natural
18.
¿En qué consiste la ley positiva
19.
¿Cómo se divide la ley positiva
20.
¿La ley moral natural de quién es exclusiva?
21.
¿En quién encuentra la plenitud la ley moral natural?
22.
Quien es el fin de toda ley?
23.
¿Qué es la ley según Santo Tomás de Aquino?
24.
Según este mismo autor ¿cuáles son sus elementos?
25.
Para que la ley obligue a los hombres debe reunir algunas condiciones;
en concreto ¿cuáles son esas condiciones?
26.
La división que más nos interesa de la ley, viene dada por
el autor que la promulga: ¿Cuál es esa división?
Los estudiantes que perdieron sólo el tercer logro superan entregando la encuesta según las indicaciones dadas en clase.
1. El cuestionario anterior
2. La encuesta
3. Escribir un artículo sobre la conciencia, la ley y la libertad ayudado de documentos de escritores y páginas de internet católicas tales como las siguientes diapositivas:
EXISTENCIA DE LA LEY MORAL
Ha quedado dicho que un acto determinado es bueno o es malo si su objeto, su
finalidad y sus circunstancias son buenos o malos. De ordinario, sin embargo,
viene de inmediato a la cabeza la pregunta: buenos o malos, ¿en relación a
qué?; ¿cuál es la norma o el criterio para señalar la bondad o la malicia de un
acto? Y con la pregunta, surge también la respuesta: la ley moral, que es la
que regula y mide los actos humanos en orden a su fin último.
En este capítulo y en el siguiente estudiaremos cómo la rectitud de un acto nos
viene dada por dos elementos: uno exterior al hombre, que es la ley, y otro
interior, que es la conciencia; de esta manera, la bondad o la malicia es la
conformidad o disconformidad de un acto con la ley y con la conciencia.
La conformidad o disconformidad de un acto con la ley moral constituye la
bondad o la malicia material; y en relación a la conciencia, la bondad o la
malicia formal. De acuerdo con esto, un acto puede ser:
a) Material y formalmente bueno: cuando hay conformidad con la ley y la
conciencia (por ejemplo, cuando ayudo al prójimo, ley de la caridad teniendo en
la conciencia la certeza de estar actuando bien).
b) Material y formalmente malo: cuando hay disconformidad con la ley y la
conciencia (por ejemplo, si odio a alguien, oposición a la ley de la caridad
sabiendo en conciencia que está mal).
c) Materialmente bueno y formalmente malo: cuando uno cree mala una acción que
la ley no prohíbe (por ejemplo, comer carne los lunes).
d) Materialmente malo y formalmente bueno: cuando uno cree buena una acción
prohibida por la ley (por ejemplo, robar para dar limosna).
Vamos ahora a tratar, con detenimiento, de esas dos normas la ley y la
conciencia, sin las cuales no cabría siquiera hablar de moral.
3.1.1 DEFINICIÓN Y NATURALEZA DE LA LEY MORAL
Por ley moral se entiende el conjunto de preceptos que Dios ha promulgado para
que, con su cumplimiento, la criatura racional alcance su fin último
sobrenatural.
Analizando la definición, encontramos los siguientes elementos:
1) La ley moral es un conjunto de preceptos. No es tan sólo una actitud o una
genérica decisión de actuar de acuerdo a la opción de preferir a Cristo, sino
de cumplir en la práctica preceptos concretos, si bien derivados del precepto
fundamental del amor a Dios.
2) Ha sido promulgada por Dios. La ley moral es dada al hombre por una
autoridad distinta de él mismo; no es el hombre creador de la ley moral sino
que ésta es objetiva, y su autor es Dios.
3) El objeto propio de la ley moral es mostrar al hombre el camino para lograr
su fin sobrenatural eterno. No pretende indicar metas temporales o finalidades
terrenas.
Una vez aclarada la definición, podemos anotar los siguientes considerandos:
Es obvio que sólo puede existir un código de moralidad objetivo (cfr. Documento
de Puebla, n. 335), porque de lo contrario cada hombre podría decidir o
cambiar, a su gusto y capricho, qué es bueno o es malo y, consecuentemente,
nada en realidad sería bueno ni malo. Podrían los hombres realizar impunemente
cualquier acto que les viniera en gana. Esto, como es lógico, acabaría con la
vida social y convertiría al individuo en un pequeño tirano que dicta su propia
ley.
Si, como algunos pretenden, que la ley moral sea algo cambiante, que varíe con
los tiempos, que dependa de las diversas circunstancias de cada época, que
resulte de un acuerdo entre los hombres, cualquier acto inmoral que fuera considerado
así en conformidad con las costumbres de una época determinada se consideraría
lícito. Según este relativismo, los actos serían buenos cuando se les
considerara como buenos, y al revés.
No podemos olvidar, sin embargo, que hay acciones que siempre y en todas partes
han sido consideradas malas por la mayoría (por ejemplo, matar al inocente;
robar lo ajeno), lo que quiere decir que no son sino aplicaciones concretas de
unos principios generales que no es posible eludir: haz el bien y evita el mal;
no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti. Principios que estén
en la base y son el origen de toda moralidad. Y son anteriores al consenso de
los hombres, es decir, proceden de una norma previa que Dios ha inscrito en el
interior de cada individuo.
Con las solas fuerzas de su razón -y los testimonios en este sentido podrían
multiplicarse- el hombre comprueba también que el origen de esa ley moral está
en Dios, autor de la naturaleza y que, a la vez, es accesible a su razón.
Así se explican esas palabras de Platón (cfr. Las Leyes, 716 c.) contra los
sofistas que defendían que la ética y la ley dependen de la simple conveniencia
de los hombres: Dios es para nosotros, principalmente, la medida de todas las
cosas, mucho más de lo que sea, como dicen, el hombre.
El hecho fáctico de que algunos o muchos hombres en una u otra época no actúen
así, no quiere decir que la moral carezca de regla, de norma o ley objetiva:
- porque la mayor parte de los que actúan así saben que están actuando mal;
- porque podría darse el caso de individuos o grupos moralmente degenerados.
3.1.2 LA LEY MORAL ES EXCLUSIVA DE LA CRIATURA RACIONAL
El hombre es el único entre todos los seres animados que puede gloriarse de
haber sido digno de recibir de Dios una ley.
“Animal dotado de razón, capaz de comprender y discernir, regular su conducta
disponiendo de su libertad y de su razón, en la sumisión al que le ha entregado
todo” (Tertuliano, Marc 2, 4).
a) La ley moral no aparece en el mundo físico inanimado, pues está completamente
sometido a la necesidad física y en él no hay libertad.
b) La ley moral tampoco se encuentra en el mundo animal irracional, por que los
animales no son ni buenos ni malos: actúan naturalmente por instintos.
c) La ley moral se descubre solamente en la criatura racional, al contemplarla
dotada de inteligencia y voluntad libre. Por la ley moral sabe que no todo lo
que se puede físicamente hacer, se debe hacer.
La ley moral tiene en Cristo su plenitud y su unidad, ya que Jesucristo es en
persona el camino de la salvación.
Además, Jesucristo es el fin de toda ley, porque Él es a quien la cumple la
justicia de Dios, la gracia y la bienaventuranza.
Las expresiones de la ley moral son diversas, y todas están coordinadas entre
sí:
a) Ley eterna, fuente en Dios de todas las leyes.
b) Ley natural.
c) Ley revelada o divino-positiva.
d) Leyes humanas (civiles y eclesiásticas).
Antes de estudiar cada una de las expresiones de la ley moral, trataremos
brevemente de conceptos generales sobre la ley.
3.2 DEFINICIÓN Y DIVISIÓN DE LA LEY
La ley, dice Santo Tomás de Aquino (S. Th. I-II, q. 90, a. 4) en una definición
clásica, es la ordenación de la razón dirigida al bien común, promulgada por
quien tiene autoridad. Desglosando, encontramos como elementos:
a)
ordenación (establecimiento de un orden de medios conducentes a un fin),
b) de la razón (no fruto del capricho),
c) dirigida al bien común (no al particular),
d) promulgada (para que tenga fuerza obligatoria),
e) por quien tiene autoridad (no por cualquiera).
Para que la ley obligue a los hombres debe reunir algunas condiciones; en
concreto debe ser:
1) posible, física y moralmente, para el común de los súbditos;
2) honesta, sin oposición alguna a las normas superiores; en último término,
concordando con la ley divina;
3) útil, para el bien común, aunque perjudique a algunos particulares;
4) justa, conforme a la justicia conmutativa y distributiva (sobre estos
conceptos, ver 13.5);
5) promulgada, debe llegar a conocimiento de todos y cada uno de los súbditos.
La división que más nos interesa de la ley, viene dada por el autor que la
promulga:
a) Si el autor es Dios se llama ley divina y puede ser:
- Eterna (se encuentra en la mente de Dios)
- Natural (ley divina impresa en el corazón de los hombres)
- Positiva (ley divina contenida en la Revelación)
b) Si el autor es el hombre, la ley es humana y puede ser:
- Eclesiástica
- Civil
Viseo: Libertad, ley y Conciencia
https://www.youtube.com/watch?v=UWqiEWlRLo0
Ha quedado dicho que un acto determinado es bueno o es malo si su objeto, su
finalidad y sus circunstancias son buenos o malos. De ordinario, sin embargo,
viene de inmediato a la cabeza la pregunta: buenos o malos, ¿en relación a
qué?; ¿cuál es la norma o el criterio para señalar la bondad o la malicia de un
acto? Y con la pregunta, surge también la respuesta: la ley moral, que es la
que regula y mide los actos humanos en orden a su fin último.
En este capítulo y en el siguiente estudiaremos cómo la rectitud de un acto nos viene dada por dos elementos: uno exterior al hombre, que es la ley, y otro interior, que es la conciencia; de esta manera, la bondad o la malicia es la conformidad o disconformidad de un acto con la ley y con la conciencia.
La conformidad o disconformidad de un acto con la ley moral constituye la bondad o la malicia material; y en relación a la conciencia, la bondad o la malicia formal. De acuerdo con esto, un acto puede ser:
a) Material y formalmente bueno: cuando hay conformidad con la ley y la conciencia (por ejemplo, cuando ayudo al prójimo, ley de la caridad teniendo en la conciencia la certeza de estar actuando bien).
b) Material y formalmente malo: cuando hay disconformidad con la ley y la conciencia (por ejemplo, si odio a alguien, oposición a la ley de la caridad sabiendo en conciencia que está mal).
c) Materialmente bueno y formalmente malo: cuando uno cree mala una acción que la ley no prohíbe (por ejemplo, comer carne los lunes).
d) Materialmente malo y formalmente bueno: cuando uno cree buena una acción prohibida por la ley (por ejemplo, robar para dar limosna).
Vamos ahora a tratar, con detenimiento, de esas dos normas la ley y la conciencia, sin las cuales no cabría siquiera hablar de moral.
3.1.1 DEFINICIÓN Y NATURALEZA DE LA LEY MORAL
Por ley moral se entiende el conjunto de preceptos que Dios ha promulgado para que, con su cumplimiento, la criatura racional alcance su fin último sobrenatural.
Analizando la definición, encontramos los siguientes elementos:
1) La ley moral es un conjunto de preceptos. No es tan sólo una actitud o una genérica decisión de actuar de acuerdo a la opción de preferir a Cristo, sino de cumplir en la práctica preceptos concretos, si bien derivados del precepto fundamental del amor a Dios.
2) Ha sido promulgada por Dios. La ley moral es dada al hombre por una autoridad distinta de él mismo; no es el hombre creador de la ley moral sino que ésta es objetiva, y su autor es Dios.
3) El objeto propio de la ley moral es mostrar al hombre el camino para lograr su fin sobrenatural eterno. No pretende indicar metas temporales o finalidades terrenas.
Una vez aclarada la definición, podemos anotar los siguientes considerandos:
Es obvio que sólo puede existir un código de moralidad objetivo (cfr. Documento de Puebla, n. 335), porque de lo contrario cada hombre podría decidir o cambiar, a su gusto y capricho, qué es bueno o es malo y, consecuentemente, nada en realidad sería bueno ni malo. Podrían los hombres realizar impunemente cualquier acto que les viniera en gana. Esto, como es lógico, acabaría con la vida social y convertiría al individuo en un pequeño tirano que dicta su propia ley.
Si, como algunos pretenden, que la ley moral sea algo cambiante, que varíe con los tiempos, que dependa de las diversas circunstancias de cada época, que resulte de un acuerdo entre los hombres, cualquier acto inmoral que fuera considerado así en conformidad con las costumbres de una época determinada se consideraría lícito. Según este relativismo, los actos serían buenos cuando se les considerara como buenos, y al revés.
No podemos olvidar, sin embargo, que hay acciones que siempre y en todas partes han sido consideradas malas por la mayoría (por ejemplo, matar al inocente; robar lo ajeno), lo que quiere decir que no son sino aplicaciones concretas de unos principios generales que no es posible eludir: haz el bien y evita el mal; no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti. Principios que estén en la base y son el origen de toda moralidad. Y son anteriores al consenso de los hombres, es decir, proceden de una norma previa que Dios ha inscrito en el interior de cada individuo.
Con las solas fuerzas de su razón -y los testimonios en este sentido podrían multiplicarse- el hombre comprueba también que el origen de esa ley moral está en Dios, autor de la naturaleza y que, a la vez, es accesible a su razón.
Así se explican esas palabras de Platón (cfr. Las Leyes, 716 c.) contra los sofistas que defendían que la ética y la ley dependen de la simple conveniencia de los hombres: Dios es para nosotros, principalmente, la medida de todas las cosas, mucho más de lo que sea, como dicen, el hombre.
El hecho fáctico de que algunos o muchos hombres en una u otra época no actúen así, no quiere decir que la moral carezca de regla, de norma o ley objetiva:
- porque la mayor parte de los que actúan así saben que están actuando mal;
- porque podría darse el caso de individuos o grupos moralmente degenerados.
3.1.2 LA LEY MORAL ES EXCLUSIVA DE LA CRIATURA RACIONAL
El hombre es el único entre todos los seres animados que puede gloriarse de haber sido digno de recibir de Dios una ley.
“Animal dotado de razón, capaz de comprender y discernir, regular su conducta disponiendo de su libertad y de su razón, en la sumisión al que le ha entregado todo” (Tertuliano, Marc 2, 4).
a) La ley moral no aparece en el mundo físico inanimado, pues está completamente sometido a la necesidad física y en él no hay libertad. b) La ley moral tampoco se encuentra en el mundo animal irracional, por que los animales no son ni buenos ni malos: actúan naturalmente por instintos. c) La ley moral se descubre solamente en la criatura racional, al contemplarla dotada de inteligencia y voluntad libre. Por la ley moral sabe que no todo lo que se puede físicamente hacer, se debe hacer.
La ley moral tiene en Cristo su plenitud y su unidad, ya que Jesucristo es en persona el camino de la salvación.
Además, Jesucristo es el fin de toda ley, porque Él es a quien la cumple la justicia de Dios, la gracia y la bienaventuranza.
Las expresiones de la ley moral son diversas, y todas están coordinadas entre sí:
a) Ley eterna, fuente en Dios de todas las leyes. b) Ley natural. c) Ley revelada o divino-positiva. d) Leyes humanas (civiles y eclesiásticas).
Antes de estudiar cada una de las expresiones de la ley moral, trataremos brevemente de conceptos generales sobre la ley.
3.2 DEFINICIÓN Y DIVISIÓN DE LA LEY
La ley, dice Santo Tomás de Aquino (S. Th. I-II, q. 90, a. 4) en una definición clásica, es la ordenación de la razón dirigida al bien común, promulgada por quien tiene autoridad. Desglosando, encontramos como elementos:
a)
ordenación (establecimiento de un orden de medios conducentes a un fin),
b) de la razón (no fruto del capricho),
c) dirigida al bien común (no al particular),
d) promulgada (para que tenga fuerza obligatoria),
e) por quien tiene autoridad (no por cualquiera).
Para que la ley obligue a los hombres debe reunir algunas condiciones; en concreto debe ser:
1) posible, física y moralmente, para el común de los súbditos;
2) honesta, sin oposición alguna a las normas superiores; en último término, concordando con la ley divina;
3) útil, para el bien común, aunque perjudique a algunos particulares;
4) justa, conforme a la justicia conmutativa y distributiva (sobre estos conceptos, ver 13.5);
5) promulgada, debe llegar a conocimiento de todos y cada uno de los súbditos.
La división que más nos interesa de la ley, viene dada por el autor que la promulga:
a) Si el autor es Dios se llama ley divina y puede ser:
- Eterna (se encuentra en la mente de Dios)
- Natural (ley divina impresa en el corazón de los hombres)
- Positiva (ley divina contenida en la Revelación)
b) Si el autor es el hombre, la ley es humana y puede ser:
- Eclesiástica
- Civil
Viseo: Libertad, ley y Conciencia
https://www.youtube.com/watch?v=UWqiEWlRLo0
En este capítulo y en el siguiente estudiaremos cómo la rectitud de un acto nos viene dada por dos elementos: uno exterior al hombre, que es la ley, y otro interior, que es la conciencia; de esta manera, la bondad o la malicia es la conformidad o disconformidad de un acto con la ley y con la conciencia.
La conformidad o disconformidad de un acto con la ley moral constituye la bondad o la malicia material; y en relación a la conciencia, la bondad o la malicia formal. De acuerdo con esto, un acto puede ser:
a) Material y formalmente bueno: cuando hay conformidad con la ley y la conciencia (por ejemplo, cuando ayudo al prójimo, ley de la caridad teniendo en la conciencia la certeza de estar actuando bien).
b) Material y formalmente malo: cuando hay disconformidad con la ley y la conciencia (por ejemplo, si odio a alguien, oposición a la ley de la caridad sabiendo en conciencia que está mal).
c) Materialmente bueno y formalmente malo: cuando uno cree mala una acción que la ley no prohíbe (por ejemplo, comer carne los lunes).
d) Materialmente malo y formalmente bueno: cuando uno cree buena una acción prohibida por la ley (por ejemplo, robar para dar limosna).
Vamos ahora a tratar, con detenimiento, de esas dos normas la ley y la conciencia, sin las cuales no cabría siquiera hablar de moral.
3.1.1 DEFINICIÓN Y NATURALEZA DE LA LEY MORAL
Por ley moral se entiende el conjunto de preceptos que Dios ha promulgado para que, con su cumplimiento, la criatura racional alcance su fin último sobrenatural.
Analizando la definición, encontramos los siguientes elementos:
1) La ley moral es un conjunto de preceptos. No es tan sólo una actitud o una genérica decisión de actuar de acuerdo a la opción de preferir a Cristo, sino de cumplir en la práctica preceptos concretos, si bien derivados del precepto fundamental del amor a Dios.
2) Ha sido promulgada por Dios. La ley moral es dada al hombre por una autoridad distinta de él mismo; no es el hombre creador de la ley moral sino que ésta es objetiva, y su autor es Dios.
3) El objeto propio de la ley moral es mostrar al hombre el camino para lograr su fin sobrenatural eterno. No pretende indicar metas temporales o finalidades terrenas.
Una vez aclarada la definición, podemos anotar los siguientes considerandos:
Es obvio que sólo puede existir un código de moralidad objetivo (cfr. Documento de Puebla, n. 335), porque de lo contrario cada hombre podría decidir o cambiar, a su gusto y capricho, qué es bueno o es malo y, consecuentemente, nada en realidad sería bueno ni malo. Podrían los hombres realizar impunemente cualquier acto que les viniera en gana. Esto, como es lógico, acabaría con la vida social y convertiría al individuo en un pequeño tirano que dicta su propia ley.
Si, como algunos pretenden, que la ley moral sea algo cambiante, que varíe con los tiempos, que dependa de las diversas circunstancias de cada época, que resulte de un acuerdo entre los hombres, cualquier acto inmoral que fuera considerado así en conformidad con las costumbres de una época determinada se consideraría lícito. Según este relativismo, los actos serían buenos cuando se les considerara como buenos, y al revés.
No podemos olvidar, sin embargo, que hay acciones que siempre y en todas partes han sido consideradas malas por la mayoría (por ejemplo, matar al inocente; robar lo ajeno), lo que quiere decir que no son sino aplicaciones concretas de unos principios generales que no es posible eludir: haz el bien y evita el mal; no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti. Principios que estén en la base y son el origen de toda moralidad. Y son anteriores al consenso de los hombres, es decir, proceden de una norma previa que Dios ha inscrito en el interior de cada individuo.
Con las solas fuerzas de su razón -y los testimonios en este sentido podrían multiplicarse- el hombre comprueba también que el origen de esa ley moral está en Dios, autor de la naturaleza y que, a la vez, es accesible a su razón.
Así se explican esas palabras de Platón (cfr. Las Leyes, 716 c.) contra los sofistas que defendían que la ética y la ley dependen de la simple conveniencia de los hombres: Dios es para nosotros, principalmente, la medida de todas las cosas, mucho más de lo que sea, como dicen, el hombre.
El hecho fáctico de que algunos o muchos hombres en una u otra época no actúen así, no quiere decir que la moral carezca de regla, de norma o ley objetiva:
- porque la mayor parte de los que actúan así saben que están actuando mal;
- porque podría darse el caso de individuos o grupos moralmente degenerados.
3.1.2 LA LEY MORAL ES EXCLUSIVA DE LA CRIATURA RACIONAL
El hombre es el único entre todos los seres animados que puede gloriarse de haber sido digno de recibir de Dios una ley.
“Animal dotado de razón, capaz de comprender y discernir, regular su conducta disponiendo de su libertad y de su razón, en la sumisión al que le ha entregado todo” (Tertuliano, Marc 2, 4).
a) La ley moral no aparece en el mundo físico inanimado, pues está completamente sometido a la necesidad física y en él no hay libertad. b) La ley moral tampoco se encuentra en el mundo animal irracional, por que los animales no son ni buenos ni malos: actúan naturalmente por instintos. c) La ley moral se descubre solamente en la criatura racional, al contemplarla dotada de inteligencia y voluntad libre. Por la ley moral sabe que no todo lo que se puede físicamente hacer, se debe hacer.
La ley moral tiene en Cristo su plenitud y su unidad, ya que Jesucristo es en persona el camino de la salvación.
Además, Jesucristo es el fin de toda ley, porque Él es a quien la cumple la justicia de Dios, la gracia y la bienaventuranza.
Las expresiones de la ley moral son diversas, y todas están coordinadas entre sí:
a) Ley eterna, fuente en Dios de todas las leyes. b) Ley natural. c) Ley revelada o divino-positiva. d) Leyes humanas (civiles y eclesiásticas).
Antes de estudiar cada una de las expresiones de la ley moral, trataremos brevemente de conceptos generales sobre la ley.
3.2 DEFINICIÓN Y DIVISIÓN DE LA LEY
La ley, dice Santo Tomás de Aquino (S. Th. I-II, q. 90, a. 4) en una definición clásica, es la ordenación de la razón dirigida al bien común, promulgada por quien tiene autoridad. Desglosando, encontramos como elementos:
b) de la razón (no fruto del capricho),
c) dirigida al bien común (no al particular),
d) promulgada (para que tenga fuerza obligatoria),
e) por quien tiene autoridad (no por cualquiera).
Para que la ley obligue a los hombres debe reunir algunas condiciones; en concreto debe ser:
1) posible, física y moralmente, para el común de los súbditos;
2) honesta, sin oposición alguna a las normas superiores; en último término, concordando con la ley divina;
3) útil, para el bien común, aunque perjudique a algunos particulares;
4) justa, conforme a la justicia conmutativa y distributiva (sobre estos conceptos, ver 13.5);
5) promulgada, debe llegar a conocimiento de todos y cada uno de los súbditos.
La división que más nos interesa de la ley, viene dada por el autor que la promulga:
a) Si el autor es Dios se llama ley divina y puede ser:
- Eterna (se encuentra en la mente de Dios)
- Natural (ley divina impresa en el corazón de los hombres)
- Positiva (ley divina contenida en la Revelación)
b) Si el autor es el hombre, la ley es humana y puede ser:
- Eclesiástica
- Civil
Viseo: Libertad, ley y Conciencia
https://www.youtube.com/watch?v=UWqiEWlRLo0
IMPACTANTE DISCURSO DE NIÑA INDIGENA - Lorena Lara
https://www.youtube.com/watch?v=SwAaVB8m13w
RECUPERACIÓN DEL PRIMER PERÍODO GRADO NOVENO
I. Trabajo escrito que consta de los siguientes puntos:
1.
Desarrollar el
siguiente cuestionario
a.
Concepto
de ética y morar según la etimología.
b.
¿Qué
se entiende por ética y moral hoy
c.
Defina
la moral desde el punto de vista religioso.
d.
¿Qué
es el bien y qué es el mal?
e.
¿Qué
es la conciencia y qué posibilidades tiene el ser humano gracias a esta?
2.
Lea Mateo 7, 13-20
y explique la relación del texto bíblico con la conciencia moral del cristiano.
3. Explique la afirmación: “Sólo el hombre
puede dar cuenta de sus actos”
4. Escribe un ejemplo de dilema real e incompleto.
II. Evaluación escrita teniendo en cuenta los conceptos anteriores.
III. El cuaderno al día con todos documentos entregados y los talleres desarrollados diligentemente y en orden cronológico.
Entregar el trabajo el día 20 de abril, este mismo día se realizará la evaluación escrita.
CATECISMO
DE LA IGLESIA CATÓLICA
CAPÍTULO TERCERO
LA SALVACIÓN DE DIOS: LA LEY Y LA
GRACIA
ARTÍCULO 1
LA LEY MORAL
1950. La ley moral es obra de la Sabiduría divina. Se la puede
definir, en el sentido bíblico, como una instrucción paternal, una pedagogía de
Dios. Prescribe al hombre los caminos, las reglas de conducta que llevan a la
bienaventuranza prometida; proscribe los caminos del mal que apartan de Dios y
de su amor. Es a la vez firme en sus preceptos y amable en sus promesas.
1951 La ley es una regla de conducta
proclamada por la autoridad competente para el bien común. La ley moral supone
el orden racional establecido entre las criaturas, para su bien y con miras a
su fin, por el poder, la sabiduría y la bondad del Creador. Toda ley tiene en
la ley eterna su verdad primera y última. La ley es declarada y establecida por
la razón como una participación en la providencia del Dios vivo, Creador y
Redentor de todos. “Estaordenación de la razón es lo que se llama la ley” (León XIII,
Carta enc. Libertas praestantissimum;
citando a santo Tomás de Aquino, Summa
theologiae, 1-2, q. 90, a. 1):
«El
hombre es el único entre todos los seres animados que puede gloriarse de haber
sido digno de recibir de Dios una ley: animal dotado de razón, capaz de
comprender y de discernir, regular su conducta disponiendo de su libertad y de
su razón, en la sumisión al que le ha sometido todo» (Tertuliano, Adversus Marcionem, 2, 4,
5).
1952 Las expresiones de la ley moral son
diversas, y todas están coordinadas entre sí: la ley eterna, fuente en Dios de
todas las leyes; la ley natural; la ley revelada, que comprende la Ley antigua
y la Ley nueva o evangélica; finalmente, las leyes civiles y eclesiásticas.
1953 La ley moral tiene en Cristo su
plenitud y su unidad. Jesucristo es en persona el camino de la perfección. Es
el fin de la Ley, porque sólo Él enseña y da la justicia de Dios: “Porque el
fin de la ley es Cristo para justificación de todo creyente” (Rm 10, 4).
1954.
El hombre participa de la sabiduría y la bondad del Creador que le confiere el
dominio de sus actos y la capacidad de gobernarse con miras a la verdad y al
bien. La ley natural expresa el sentido moral original que permite al hombre
discernir mediante la razón lo que son el bien y el mal, la verdad y la
mentira:
«La
ley natural [...] está inscrita y grabada en el alma de todos y cada uno de los
hombres porque es la razón humana que ordena hacer el bien y prohíbe pecar.
Pero esta prescripción de la razón humana no podría tener fuerza de ley si no
fuese la voz y el intérprete de una razón más alta a la que nuestro espíritu y
nuestra libertad deben estar sometidos» (León XIII, Carta enc. Libertas praestantissimum).
1955 La ley divina y natural (GS 89)
muestra al hombre el camino que debe seguir para practicar el bien y alcanzar
su fin. La ley natural contiene los preceptos primeros y esenciales que rigen
la vida moral. Tiene por raíz la aspiración y la sumisión a Dios, fuente y juez
de todo bien, así como el sentido del prójimo en cuanto igual a sí mismo. Está
expuesta, en sus principales preceptos, en el Decálogo. Esta ley se llama
natural no por referencia a la naturaleza de los seres irracionales, sino
porque la razón que la proclama pertenece propiamente a la naturaleza humana:
«¿Dónde,
pues, están inscritas [estas normas] sino en el libro de esa luz que se llama
la Verdad? Allí está escrita toda ley justa, de allí pasa al corazón del hombre
que cumple la justicia; no que ella emigre a él, sino que en él pone su
impronta a la manera de un sello que de un anillo pasa a la cera, pero sin
dejar el anillo» (San Agustín, De
Trinitate, 14, 15, 21).
La
ley natural «no es otra cosa que la luz de la inteligencia puesta en nosotros
por Dios; por ella conocemos lo que es preciso hacer y lo que es preciso
evitar. Esta luz o esta ley, Dios la ha dado al hombre en la creación. (Santo
Tomás de Aquino, In duo
pracepta caritatis et in decem Legis praecepta expositio, c. 1).
1956 La ley natural, presente en el corazón
de todo hombre y establecida por la razón, esuniversal en sus preceptos, y su autoridad se
extiende a todos los hombres. Expresa la dignidad de la persona y determina la
base de sus derechos y sus deberes fundamentales:
«Existe
ciertamente una verdadera ley: la recta razón, conforme a la naturaleza,
extendida a todos, inmutable, eterna, que llama a cumplir con la propia
obligación y aparta del mal que prohíbe. [...] Esta ley no puede ser
contradicha, ni derogada en parte, ni del todo» (Marco Tulio Cicerón, De republica, 3, 22, 33).
1957 La aplicación de la ley natural varía
mucho; puede exigir una reflexión adaptada a la multiplicidad de las
condiciones de vida según los lugares, las épocas y las circunstancias. Sin
embargo, en la diversidad de culturas, la ley natural permanece como una norma
que une entre sí a los hombres y les impone, por encima de las diferencias
inevitables, principios comunes.
1958 La ley natural es inmutable (cf GS 10)
y permanente a través de las variaciones de la historia; subsiste bajo el flujo
de ideas y costumbres y sostiene su progreso. Las normas que la expresan
permanecen substancialmente valederas. Incluso cuando se llega a renegar de sus
principios, no se la puede destruir ni arrancar del corazón del hombre. Resurge
siempre en la vida de individuos y sociedades:
«El
robo está ciertamente sancionado por tu ley, Señor, y por la ley que está
escrita en el corazón del hombre, y que la misma iniquidad no puede borrar»
(San Agustín, Confessiones,
2, 4, 9).
1959 La ley natural, obra maravillosa del
Creador, proporciona los fundamentos sólidos sobre los que el hombre puede
construir el edificio de las normas morales que guían sus decisiones. Establece
también la base moral indispensable para la edificación de la comunidad de los
hombres. Finalmente proporciona la base necesaria a la ley civil que se adhiere
a ella, bien mediante una reflexión que extrae las conclusiones de sus
principios, bien mediante adiciones de naturaleza positiva y jurídica.
1960 Los preceptos de la ley natural no son
percibidos por todos, sin dificultad, con firme certeza y sin mezcla alguna de
error. En la situación actual, la gracia y la revelación son necesarias al
hombre pecador para que las verdades religiosas y morales puedan ser conocidas
“de todos y sin dificultad, con una firme certeza y sin mezcla de error”
(Concilio Vaticano I: DS 3005; Pío XII, enc. Humani
generis: DS 3876). La ley natural proporciona a la Ley revelada y a la
gracia un cimiento preparado por Dios y armonizado con la obra del Espíritu.
1961 Dios, nuestro Creador y Redentor,
eligió a Israel como su pueblo y le reveló su Ley, preparando así la venida de
Cristo. La Ley de Moisés contiene muchas verdades naturalmente accesibles a la
razón. Estas están declaradas y autentificadas en el marco de la Alianza de la
salvación.
1962 La Ley antigua es el primer estado de
la Ley revelada. Sus prescripciones morales están resumidas en los Diez
mandamientos. Los preceptos del Decálogo establecen los fundamentos de la
vocación del hombre, formado a imagen de Dios. Prohíben lo que es contrario al
amor de Dios y del prójimo, y prescriben lo que le es esencial. El Decálogo es
una luz ofrecida a la conciencia de todo hombre para manifestarle la llamada y
los caminos de Dios, y para protegerle contra el mal:
«Dios
escribió en las tablas de la Ley lo que los hombres no leían en sus corazones»
(San Agustín, Enarratio in
Psalmum 57, 1)
1963 Según la tradición cristiana, la Ley
santa (cf. Rm 7, 12) espiritual (cf. Rm 7, 14) y buena (cf. Rm 7, 16) es todavía imperfecta. Como un
pedagogo (cf. Ga 3, 24) muestra lo que es preciso
hacer, pero no da de suyo la fuerza, la gracia del Espíritu para cumplirlo. A
causa del pecado, que ella no puede quitar, no deja de ser una ley de
servidumbre. Según san Pablo tiene por función principal denunciar y manifestar el pecado, que forma
una “ley de concupiscencia” (cf. Rm 7) en el corazón del hombre. No
obstante, la Ley constituye la primera etapa en el camino del Reino. Prepara y
dispone al pueblo elegido y a cada cristiano a la conversión y a la fe en el
Dios Salvador. Proporciona una enseñanza que subsiste para siempre, como la
Palabra de Dios.
1964 La Ley antigua es una preparación para el Evangelio.
“La ley es profecía y pedagogía de las realidades venideras” (San Ireneo de
Lyon, Adversus haereses,
4, 15, 1). Profetiza y presagia la obra de liberación del pecado que se
realizará con Cristo; suministra al Nuevo Testamento las imágenes, los “tipos”,
los símbolos para expresar la vida según el Espíritu. La Ley se completa
mediante la enseñanza de los libros sapienciales y de los profetas, que la
orientan hacia la Nueva Alianza y el Reino de los cielos.
«Hubo
[...], bajo el régimen de la antigua Alianza, gentes que poseían la caridad y
la gracia del Espíritu Santo y aspiraban ante todo a las promesas espirituales
y eternas, en lo cual se adherían a la ley nueva. Y al contrario, existen, en
la nueva Alianza, hombres carnales, alejados todavía de la perfección de la ley
nueva: para incitarlos a las obras virtuosas, el temor del castigo y ciertas
promesas temporales han sido necesarias, incluso bajo la nueva Alianza. En todo
caso, aunque la ley antigua prescribía la caridad, no daba el Espíritu Santo,
por el cual “la caridad es difundida en nuestros corazones” (Rm 5,5.)» (Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae, 1-2, q. 107,
a. 1, ad 2).
1965 La Ley nueva o Ley evangélica es la
perfección aquí abajo de la ley divina, natural y revelada. Es obra de Cristo y
se expresa particularmente en el Sermón de la Montaña. Es también obra del
Espíritu Santo, y por él viene a ser la ley interior de la caridad: “Concertaré
con la casa de Israel una alianza nueva [...] pondré mis leyes en su mente, en
sus corazones las grabaré; y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo” (Hb 8, 8-10; cf Jr 31, 31-34).
1966 La Ley nueva es la gracia del Espíritu Santo dada a los fieles mediante la fe en
Cristo. Actúa por la caridad, utiliza el Sermón del Señor para enseñarnos lo
que hay que hacer, y los sacramentos para comunicarnos la gracia de realizarlo:
«El
que quiera meditar con piedad y perspicacia el Sermón que nuestro Señor
pronunció en la montaña, según lo leemos en el Evangelio de san Mateo,
encontrará en él sin duda alguna cuanto se refiere a las más perfectas
costumbres cristianas, al modo de la carta perfecta de la vida cristiana [...]
He dicho esto para dejar claro que este sermón es perfecto porque contiene
todos los preceptos propios para guiar la vida cristiana» (San Agustín, De sermone Domine in monte, 1,
1, 1).
1967 La Ley evangélica “da cumplimiento”
(cf Mt 5, 17-19), purifica, supera, y lleva a
su perfección la Ley antigua. En las “Bienaventuranzas” da cumplimiento a las promesasdivinas
elevándolas y ordenándolas al “Reino de los cielos”. Se dirige a los que están
dispuestos a acoger con fe esta esperanza nueva: los pobres, los humildes, los
afligidos, los limpios de corazón, los perseguidos a causa de Cristo, trazando
así los caminos sorprendentes del Reino.
1968 La Ley evangélica lleva a plenitud los mandamientos de la Ley. El Sermón del monte, lejos
de abolir o devaluar las prescripciones morales de la Ley antigua, extrae de
ella sus virtualidades ocultas y hace surgir de ella nuevas exigencias: revela
toda su verdad divina y humana. No añade preceptos exteriores nuevos, pero
llega a reformar la raíz de los actos, el corazón, donde el hombre elige entre
lo puro y lo impuro (cf Mt 15, 18-19), donde se forman la fe, la
esperanza y la caridad, y con ellas las otras virtudes. El Evangelio conduce
así la Ley a su plenitud mediante la imitación de la perfección del Padre
celestial (cf Mt 5, 48), mediante el perdón de los
enemigos y la oración por los perseguidores, según el modelo de la generosidad
divina (cf Mt 5, 44).
1969 La Ley nueva practica los actos de la religión:
la limosna, la oración y el ayuno, ordenándolos al “Padre [...] que ve en
lo secreto”, por oposición al deseo “de ser visto por los hombres” (cf Mt 6, 1-6; 16-18). Su oración es el Padre
Nuestro (Mt 6, 9-13).
1970 La Ley evangélica entraña la elección
decisiva entre “los dos caminos” (cf Mt 7, 13-14) y la práctica de las
palabras del Señor (cf Mt 7, 21-27); está resumida en la regla de oro: “Todo
cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros; porque
ésta es la ley y los profetas” (Mt 7,
12; cf Lc 6, 31).
Toda
la Ley evangélica está contenida en el “mandamiento
nuevo” de Jesús (Jn 13, 34): amarnos los unos a los otros
como Él nos ha amado (cf Jn 15, 12).
1971 Al Sermón del monte conviene añadir la catequesis moral de las enseñanzas
apostólicas, como Rm 12-15; 1 Co 12-13; Col 3-4; Ef 4-5, etc. Esta doctrina transmite la
enseñanza del Señor con la autoridad de los Apóstoles, especialmente exponiendo
las virtudes que se derivan de la fe en Cristo y que anima la caridad, el
principal don del Espíritu Santo. “Vuestra caridad sea sin fingimiento [...]
amándoos cordialmente los unos a los otros [...] con la alegría de la
esperanza; constantes en la tribulación; perseverantes en la oración;
compartiendo las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad” (Rm 12, 9-13). Esta catequesis nos enseña
también a tratar los casos de conciencia a la luz de nuestra relación con
Cristo y con la Iglesia (cf Rm 14; 1
Co 5, 10).
1972 La Ley nueva es llamada ley de amor, porque hace obrar
por el amor que infunde el Espíritu Santo más que por el temor; ley de gracia, porque confiere
la fuerza de la gracia para obrar mediante la fe y los sacramentos; ley de libertad (cf St 1, 25; 2, 12), porque nos libera de
las observancias rituales y jurídicas de la Ley antigua, nos inclina a obrar
espontáneamente bajo el impulso de la caridad y nos hace pasar de la condición
del siervo “que ignora lo que hace su señor”, a la de amigo de Cristo, “porque
todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer” (Jn 15, 15), o también a la condición de
hijo heredero (cf Ga4,
1-7. 21-31; Rm 8, 15).
1973 Más allá de sus preceptos, la Ley
nueva contiene los consejos
evangélicos. La distinción tradicional entre mandamientos de Dios y
consejos evangélicos se establece por relación a la caridad, perfección de la
vida cristiana. Los preceptos están destinados a apartar lo que es incompatible
con la caridad. Los consejos tienen por fin apartar lo que, incluso sin serle
contrario, puede constituir un impedimento al desarrollo de la caridad (cf
Santo Tomás de Aquino, Summa
theologiae, 2-2, q. 184, a. 3).
1974 Los consejos evangélicos manifiestan
la plenitud viva de una caridad que nunca se ve contenta por no poder darse
más. Atestiguan su fuerza y estimulan nuestra prontitud espiritual. La
perfección de la Ley nueva consiste esencialmente en los preceptos del amor de
Dios y del prójimo. Los consejos indican vías más directas, medios más
apropiados, y han de practicarse según la vocación de cada uno:
«Dios
no quiere que cada uno observe todos los consejos, sino solamente los que son
convenientes según la diversidad de las personas, los tiempos, las ocasiones, y
las fuerzas, como la caridad lo requiera. Porque es ésta la que, como reina de
todas las virtudes, de todos los mandamientos, de todos los consejos, y en suma
de todas las leyes y de todas las acciones cristianas, da a todos y a todas
rango, orden, tiempo y valor» (San Francisco de Sales, Traité de l'amour de Dieu, 8, 6).
1975 Según la sagrada Escritura, la ley es
una instrucción paternal de Dios que prescribe al hombre los caminos que llevan
a la bienaventuranza prometida y proscribe los caminos del mal.
1976 “La ley es una ordenación de la razón
para el bien común, promulgada por el que está a cargo de la comunidad” (Santo
Tomás de Aquino, Summa
theologiae, 1-2, q. 90, a. 4).
1977 Cristo es el fin de la ley (cf Rm 10, 4); sólo Él enseña y
otorga la justicia de Dios.
1978 La ley natural es una participación en
la sabiduría y la bondad de Dios por parte del hombre, formado a imagen de su
Creador. Expresa la dignidad de la persona humana y constituye la base de sus
derechos y sus deberes fundamentales.
1979 La ley natural es inmutable,
permanente a través de la historia. Las normas que la expresan son siempre
substancialmente válidas. Es la base necesaria para la edificación de las
normas morales y la ley civil.
1980 La Ley antigua es la primera etapa de
la Ley revelada. Sus prescripciones morales se resumen en los diez
mandamientos.
1981 La Ley de Moisés contiene muchas
verdades naturalmente accesibles a la razón. Dios las ha revelado porque los
hombres no las leían en su corazón.
1982 La Ley antigua es una
preparación al Evangelio.
1983 La Ley nueva es la gracia
del Espíritu Santo recibida mediante la fe en Cristo, que opera por la caridad.
Se expresa especialmente en el Sermón del Señor en la montaña y utiliza los
sacramentos para comunicarnos la gracia.
1984 La Ley evangélica cumple,
supera y lleva a su perfección la ley antigua: sus promesas mediante las
bienaventuranzas del Reino de los cielos, sus mandamientos, reformando el
corazón que es la raíz de los actos.
1985 La Ley nueva es ley de
amor, ley de gracia, ley de libertad.
1986 Más allá de sus preceptos,
la Ley nueva contiene los consejos evangélicos. “La santidad de la Iglesia
también se fomenta de manera especial con los múltiples consejos que el Señor
propone en el Evangelio a sus discípulos para que los practiquen” (LG 42).
Después de leer atentamente este capítulo del catecismo de la Iglesia Católica realiza el siguiente trabajo:
1. Explica en qué consiste la ley moral natural, la ley antigua y la ley evangélica
2. En un cuadro comparativo encuentre las diferencias y semejanzas entre estas tres leyes.
https://www.youtube.com/watch?v=SwAaVB8m13w
I. Trabajo escrito que consta de los siguientes puntos:
1.
Desarrollar el
siguiente cuestionario
a.
Concepto
de ética y morar según la etimología.
b.
¿Qué
se entiende por ética y moral hoy
c.
Defina
la moral desde el punto de vista religioso.
d.
¿Qué
es el bien y qué es el mal?
e.
¿Qué
es la conciencia y qué posibilidades tiene el ser humano gracias a esta?
2.
Lea Mateo 7, 13-20
y explique la relación del texto bíblico con la conciencia moral del cristiano.
3. Explique la afirmación: “Sólo el hombre
puede dar cuenta de sus actos”
4. Escribe un ejemplo de dilema real e incompleto.
II. Evaluación escrita teniendo en cuenta los conceptos anteriores.
III. El cuaderno al día con todos documentos entregados y los talleres desarrollados diligentemente y en orden cronológico.
Entregar el trabajo el día 20 de abril, este mismo día se realizará la evaluación escrita.
III. El cuaderno al día con todos documentos entregados y los talleres desarrollados diligentemente y en orden cronológico.
Entregar el trabajo el día 20 de abril, este mismo día se realizará la evaluación escrita.
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA
LA SALVACIÓN DE DIOS: LA LEY Y LA GRACIA
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